A golpe de amenaza, así es como una vez más Napoleón Gómez Urrutia pretende amagar a las empresas para intentar hacer su voluntad. Hace unos días tuvimos la novedad de que Napito prácticamente le ordenó al Presidente de la República quitarle las concesiones mineras a Grupo México, sólo porque él así lo desea.

Todo surgió hace más de 13 años. Napillo mantiene parada por voluntad propia una mina en Taxco, Guerrero. Por años, la empresa y las autoridades laborales trataron de conciliar con el sindicato minero, sin embargo, nunca se llegó a un acuerdo, ya que Napito se aferró a continuar no sólo con ésta sino con dos huelgas más: una en Sombrerete, Zacatecas, y otra en Cananea, Sonora.

El interés del pseudo líder no viene de la lucha obrera, sino que por años ha utilizado las huelgas en beneficio propio. A Grupo México le exigió un pago de 100 millones de dólares a cambio de abrir las tres minas que mantenía en huelga desde 2007, además de que las autoridades deberían retirarle todas las órdenes de aprehensión que recaían en su contra por el desfalco de 55 millones de dólares en perjuicio de los mineros.

El hoy senador de Morena sigue poniendo en práctica ese modus operandi característico ya de su organización. Tan sólo en enero de 2019 fue señalado por estallar varias huelgas en empresas maquiladoras del norte del país; miles de trabajadores pararon poniendo en jaque al de por sí ya deteriorado inicio de año en materia económica. En este caso, Napo quería hacerse de esos contratos colectivos a la vez que pretendía ser el negociador entre empresas y trabajadores para así una vez más lograr un beneficio económico para sus bolsillos.

En años anteriores una historia similar se contó en Morelos, para ser específicos en Huautla, ahí los mineros cuentan que entraron en paro por órdenes de Napo, fueron años sin trabajo y sin ingresos que llevaron no sólo a los trabajadores sino a los empresarios a una cruda crisis, que él aprovechó y terminó apoderándose de la mina, aunque está a nombre de dos de sus colaboradores.

En Michoacán también se dio a conocer con este modo de extorsión. Sicartsa se vio obligado a vender a ArcelorMittal su planta fundidora; la estrategia fue cerrar la empresa y exigir mejores salarios, finalmente Julio Villareal tuvo que deshacerse de su compañía. Desde entonces Napo guarda un fuerte vínculo con ArcelorMittal y aseguran operan en conjunto.

La más reciente embestida del morenista es en Cosalá, Sinaloa, ahí un grupo de hombres del Sindicato de Urrutia mantiene tomada la mina desde enero, privando del empleo al resto de trabajadores, y dicen que no se abrirá hasta que el sindicato de Urrutia sea impuesto como el negociador del Contrato Colectivo.

No sólo es Sonora, Guerrero, Zacatecas, Tamaulipas, Michoacán, Morelos y Sinaloa, sino que se pudieran contar decenas de historias en donde el senador de Morena ha dado cátedra de extorsión.

Pero las pretensiones de Napito van más allá de tomar a la fuerza los sindicatos y las minas, sino que ahora ya le da órdenes al Presidente e intenta decirle cómo actuar. Por otro lado, también quiere decidir sobre el dinero de los empresarios nacionales y extranjeros, es decir, quiere que entre sus atribuciones al frente del sindicato están el que él decida en qué mina deberán invertir y cuánto.

Con estos antecedentes es importante llegar a la reflexión, después de darle órdenes al Presidente, ¿dónde estarán los límites del canadiense que ocupa una curul en el Senado?

 

                                                                                                                                          @CarlosPavonC