Durante más de dos años, Morena ha sido dirigida por interinatos que no dan certeza y que han violado la vida estatutaria de nuestro partido.

La democracia interna de los partidos políticos es un requisito indispensable para su existencia, y ese requisito pasa por la renovación periódica de sus dirigencias.

La ausencia de renovación democrática de la dirigencia implica una vulneración grave a la Constitución y, además, defrauda al pueblo de México que confía en Morena.

Quienes se niegan a respetar las instituciones electorales y la legalidad interna partidista carecerán de legitimidad para exigir legalidad en el ámbito público.

Las dirigencias interinas de Morena han ignorado el llamado del fundador del movimiento para realizar una encuesta abierta; también están por cumplir un año desacatando sentencias del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que reiteradamente ha ordenado que se realice una encuesta abierta a las y los simpatizantes y militantes del partido, para la elección de su dirigencia.

No es legítimo argumentar una intromisión en la vida interna de Morena, porque quienes así lo expresan tienen un interés faccioso para prorrogarse indefinidamente en la dirigencia.

Morena debe poner el ejemplo de transparencia, apertura, inclusión y democracia, sin que nadie se lo ordene; ésas son nuestras raíces, ése es el origen del movimiento.

Quienes se cierran ante la realización de una encuesta abierta y la renovación constitucional de la dirigencia partidista desconocen, por intereses personales, la lucha en la que ellos mismos han participado durante décadas.