Carol Arriaga

En una transmisión en vivo desde la cuenta de Instagram de Mariana Rodríguez, fue regañada públicamente por el senador Samuel García, de Movimiento Ciudadano por Nuevo León. Y todo esto porque al legislador de Movimiento Ciudadano le molestó que enseñara la pierna. Alzó la voz y ella, finalmente, obedeció. Remató diciéndole que se había casado con ella para él y no para que anduviera enseñando. La indignación fue colectiva. Luego, se disculpó por su machismo. 

En esa misma red social hay fotos de ella en bikini. Casualmente, hay elecciones para gobernador en esa entidad, y ella, como influencer busca más seguidores. Su vida cotidiana fue exhibida voluntariamente en el ciberespacio. La grabación pudo haber tenido una cierta espontaneidad, aunque no demasiada; en cambio, si refleja con naturalidad una relación de supra subordinación, donde el político considera a su esposa de su propiedad. En cualquier caso, el video buscó popularidad de una, de otro, o de ambos y lo logró. De paso, hizo apología del sexismo, sin reparo alguno.

El 11 de agosto Morena sesionó. Hubo cierta rispidez. Mi votación fue a favor de las propuestas, en contra y en abstención. Mis votos fueron razonados. Ahí señalé la falta de información oportuna y suficiente para analizar los asuntos enlistados en las sesiones urgentes, que, por cierto, se convocan con 48 horas de anticipación, cuando debiéramos celebrarlas de manera ordinaria, sin prisa. 

Es frecuente que, al hacer uso de la voz, la denostación hacia mi persona y en coro, por dos o tres integrantes del CEN, sin que se haga el mínimo llamado al orden por parte de la presidencia. 

En mayor o menor intensidad, tengo la certeza que muchas mujeres que participan en la vida pública, más allá de la política, han tenido experiencias similares.  

Al levantarse la sesión, cuando la mayoría se había dispersado por el salón, un integrante del CEN me comentó que no le gustaba mi estilo, le respondí que me había dado cuenta de su molestia. Me dijo “tu estilo me encanta, tu forma de caminar, me quiero acostar contigo”. No es la primera vez que se tiene en ese espacio actitudes sexistas conmigo, pero le están subiendo de tono. El comentario fue privado. Nadie más escuchó. 

En el mundo de la política, a menudo encontramos hombres, pero también mujeres, que en sus mensajes enarbolan la causa feminista, y que, en la práctica, más allá del desconocimiento, no solo hay una falta de compromiso, sino irrespeto, anulación de nuestros derechos o violencias machistas, ya sea por omisiones o acciones.

Se trata de dos caras de la misma moneda. Samuel primero violenta y luego se retracta; jugó con la conmovedora figura del macho arrepentido. El de Morena, postea con la izquierda su compromiso feminista, pero acosa a las mujeres. Busca fama; y ambos se consideran progresistas. 

No se hace historia sin una elevada moral. Seguiremos ideado, porque en esta lucha, no vamos a dar ¡ni un paso atrás!


                                                                                                              @CarolBArriaga