Ayer el periódico Reforma publicó en su primera plana una encuesta realizada, vía telefónica, entre el 13 y 14 de agosto, y en la que, de las 600 personas consultadas a nivel nacional, 34% considera que el panista Ricardo Anaya podría ser un contrapeso frente al presidente Andrés Manuel López Obrador. 

 

¿De qué manera el excandidato presidencial podría inclinar la balanza y posicionarse como un opositor que le pusiera un dique a la fuerza que, a pesar de todo, aún tiene el Jefe del Ejecutivo?  

 

Después de la derrota del 2 de julio de 2018, Ricardo Anaya decidió guardar silencio y alejarse de los reflectores de la política y lo más cercano que ha tenido a una intervención en la escena nacional fue su participación en el Consejo Nacional del PAN, realizado un mes después del proceso electoral federal, así como un video-mensaje para hablar de la pandemia del Covid-19 y una docena de tweets; pero no ha ido más allá. 

 

Es cierto que el queretano es por antonomasia una figura política y en su paso por los diversos cargos que ha ocupado, se ha ganado la simpatía y el respeto de una buena parte del electorado, lo que lo coloca como un símbolo capaz de encabezar a una oposición que, por el momento, ha mostrado ser ineficaz y débil frente a la aplanadora de la cuarta transformación. 

 

Sin embargo, ese peso que posee no le es suficiente, por lo que necesita salir del confinamiento que se autoimpuso y lanzarse como candidato a un cargo de elección popular en los comicios intermedios del 2021. 

 

¿Senador? ¿Diputado?, ninguna de esas dos opciones; lo que lo reposicionaría de nueva cuenta en la escena política nacional sería que buscara la gubernatura por su natal Querétaro. 

 

Y aunque se ha dicho que el actual senador Mauricio Kuri es el candidato natural, además de que cuenta con el apoyo del gobernador Francisco Domínguez, las cosas se le podrían complicar después de que se ha mencionado el nombre del mandatario estatal como uno de los “supuestos” beneficiarios del pago de sobornos para aprobar la reforma energética impulsada por la administración Peña Nieto. 

 

La puntilla podría ser el video difundido ayer, en el que aparece su secretario particular, Guillermo Gutiérrez Badillo, recibiendo paquetes de dinero de parte de una persona no identificada; y aunque unas horas después de conocerse la grabación decidió cesarlo de su cargo, el daño ya está hecho. 

 

Conforme avance el caso Lozoya el golpeteo seguirá contra Pancho Domínguez, debilitándolo hasta, posiblemente dejarlo sin la capacidad de decidir quién será su sucesor al frente del Gobierno estatal; ahí es donde puede surgir un personaje experimentado y conocedor de los entresijos de la política nacional para enfrentar a un fuerte candidato de Morena y alzarse con la victoria el próximo 6 de junio. 

 

Desde la posición de gobernador es que Ricardo Anaya podía erigirse como la figura que aglutine a la oposición y convertirse en ese contrapeso que dice el periódico Reforma

 

 

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@JuanMDeAnda