Es un hecho que en México no sabemos cuántos casos de Covid-19 se han registrado, porque el Gobierno federal ha restringido las pruebas, tanto las que aplica como las que pretendían aplicar otras autoridades locales.

La cifra de personas fallecidas como consecuencia de la pandemia en México tampoco es certera, porque muchos mueren en sus casas o son certificados con causas diferentes de defunción.

Pero lo que sí tiene claro el presidente Andrés Manuel López Obrador, es que tiene que dar un golpe de imagen ante la opinión pública en el tema de la Covid-19 antes de las ocho de la mañana del domingo 6 de junio de 2021.

Ahí sí la precisión impera, porque en ese momento se abren las casillas de las elecciones federales y locales del próximo año y si por algo trabaja la 4T es para evitar un descalabro electoral ante el mal manejo de una larga lista de temas en este país.

Ahí es donde se inscribe, por ejemplo, que durante el primer trimestre cortará el listón de una obra incompleta en el aeropuerto militar de Santa Lucía para devolver a la Fuerza Aérea Mexicana parte de la operatividad que perdieron con la obra faraónica del aeropuerto civil.

En la economía, tomará cualquier dato parcial que tenga disponible por esos días y con un poco de la alquimia del populismo lo transformará en una buena noticia, aunque no lo sea.

Pero desde Palacio Nacional pretenden que la carta fuerte del cambio de imagen tras tantas pifias sea la vacuna contra el virus SARS-CoV-2 que hoy no existe.

Nada como tener mexicanos inmunizados del coronavirus antes de que tengan que acudir a votar la renovación de la Cámara de Diputados. Un efecto secundario de la insaculación sería prevenir reacciones electorales adversas a los intereses de la 4T.

Vaya que Marcelo Ebrard se anotó un triunfo para el Gobierno, y su propia causa, con el seguimiento que le dio a ese acuerdo entre Oxford-AstraZeneca-Fundación Slim para hacer accesible para México algunas de las primeros millones de dosis de una posible vacuna que hoy se desarrolla.

La investigación va avanzada y con resultados alentadores, pero nadie puede garantizar al cien por ciento el éxito y mucho menos ponerle una fecha para poder contar con millones de dosis para todos los mexicanos, como lo asegura el presidente López Obrador.

Es probable que pueda estar disponible en el mercado esa vacuna, de esos desarrolladores, durante la primera mitad del año. Pero es un hecho que no será para todos los mexicanos, al menos no en una primera etapa.

Claramente, la participación de México como país manufacturero de esa vacuna le garantizaría tener un buen número de dosis para inmunizar a los grupos vulnerables, pero no a todos.

Pero la principal ventaja que la 4T le quiere encontrar a la vacuna, a poco más de diez meses de las elecciones, es como un paliativo social para que muchos dejen de pensar en la larga lista de errores acumulados durante esta administración y pasen la cuenta en las urnas.

 

                                                                                                        @campossuarez