Carol Arriaga

Era un sábado por la tarde, estaba en Nepopualco, Morelos. Compré pulque, tlacoyos y tortillas, delicias de la región. También logré hacer una recarga telefónica con cierta dificultad. Pocas tienditas ofrecen el servicio y sólo de una compañía. Las oficinas municipales y el centro de salud estaban cerrados.

Pero el negocio de agroquímicos ubicado en una transitada esquina estaba abierto y vendía variantes de glifosato, entre ellos, uno con una muy adecuada denominación: “diablosato”. En esa comunidad rural es más fácil comprar ese potente herbicida, altamente contaminante, que acceder a los servicios básicos, lo que se replica en todo el país.

El glifosato es el herbicida más empleado en el mundo, se trata de una sustancia cancerígena, pero inocua para los transgénicos y que ha sido causante de millonarias indemnizaciones a cargo de Bayer.

La necesidad de cubrir la creciente demanda alimentaria campea entre dos visiones: la agroindustrial impulsada por la SADER y la agroecológica, por la SEMARNAT.

En este contexto, Agricultura publicó hace unos días un anteproyecto de decreto sobre el glifosato, con participación intersecretarial, que fue desconocido por Medio Ambiente. Casualmente, horas después, se filtró a los medios de comunicación un audio en el que Toledo evidenciaba las diferencias dentro del gobierno. Se pretendió dañar a la 4ªT.

Salvo contadas excepciones, los periodistas no se dieron a la tarea de verificar la fuente de origen, el audio no se desmintió ni se confirmó. Por tanto, se trata de información falsa u obtenida ilícitamente.

De ser cierto, fue en el marco de una tele-reunión en petit comité en la que Toledo habló en confianza. Por sus características, se acerca más a una intervención ilegal de una comunicación de un secretario de Estado, que una traición.

El audio fue maquiavélicamente retenido por más de 4 meses antes de salir a la luz. Lo tenían “guardado” para el momento oportuno, que fue la ríspida lucha de Toledo contra el glifosato. Así que, sin temor a equivocarme, esa filtración es responsabilidad del que podemos llamar el cártel del glifosato, que tiene bajo su custodia los intereses de poderosísimas multinacionales de la agroindustria y que cuentan con operadores en México, más allá del fuego amigo.

Quedó al descubierto el ruin espionaje a un funcionario de altísimo nivel, sin reparar en ello; al contrario, los medios de comunicación se dieron un festín con su contenido, sin considerar su ilegalidad, haciendo apología a un delito que amerita hasta 5 años de prisión.

Lejos estamos de los tiempos del Watergate de los 70’s, cuando por menos, Nixon abandonó la presidencia. Hoy, los poderes fácticos se reúsan a perder sus beneficios, sin ver el inmenso daño que se hacen a ellos mismos al dañar el medio ambiente y la salud de los seres vivos que habitamos este planeta. ¡Estamos en alerta!, no permitiremos que descarrilen al Gobierno de la 4ªT.

 

                                                                                                            @CarolBArriaga