Son datos oficiales y se publican todos los días. El número de muertos en México por la Covid-19 ronda los 53 mil. Y de acuerdo con los conteos internacionales, México es el tercer país con más muertes por esta enfermedad. Son números, fríos y oficiales.

Y a pesar de que son muchos los expertos que cuestionan la veracidad de los datos de la Secretaría de Salud del Gobierno federal, lo que hacen los medios todos los días es replicar esa información oficial.

Por eso es que la señal es muy peligrosa. El Presidente se queja de la libertad con la que hoy los medios de comunicación deciden publicar ¡los datos oficiales!

Algo muy malo sucede en un país en la que la máxima autoridad se queja de la libertad de expresión, mientras que él mismo es incapaz de seguir la recomendación de las autoridades sanitarias del mundo y simplemente ponerse un cubre bocas para dar un buen ejemplo.

Y si no le gustan sus propios datos, menos las evidencias de que México ha tenido un manejo desastroso de la pandemia. Pero también de la economía y de la gestión gubernamental en su conjunto.

El responsable del control de la epidemia en México, Hugo López-Gatell, despedazó su prestigio médico y terminó con su carrera política antes de empezarla por seguir ciegamente los dictados del Presidente que filtra los efectos de la enfermedad a través del impacto en su popularidad.

El problema no es el suicidio profesional del subsecretario de Salud, sino que México está a la deriva en el control de la enfermedad y ver al Presidente aplaudir solitario en un patio de Palacio Nacional a los muertos no sustituye la necesidad de un estadista para frenar los decesos por Covid-19.

Y así como estamos en camino de cumplir y superar el “escenario catastrófico” que fijaba el propio López-Gatell de 60 mil muertes por Covid-19, así estamos en el camino de una catástrofe económico-social que deriva de la misma desatención e impericia para llevar los asuntos públicos.

Es un hecho que si al Presidente le molestan los conteos de víctimas de la Covid-19 en México, debe detestar los recuentos de las cifras económicas que marcan el tamaño de la recesión a la que se enfrenta este país, una de las peores en la región latinoamericana y el mundo.

Aquello de que con la creación de 15 mil puestos de trabajo durante ocho días de agosto ya se está en camino para recuperar el millón 100 mil empleos perdidos por la pandemia y que para diciembre estaremos igual que en febrero, es desafortunadamente falso.

México debe también prepararse para el escenario catastrófico del comportamiento económico, de una caída rápida, drástica, combinada con la desconfianza en México y sus autoridades, y una recuperación lenta, dispareja y con alto costo social.

Y en medio de todo esto, hay que lidiar con el hecho de que al Presidente le molesta la libertad de poder reflejar en los medios de comunicación el tamaño de las diferentes catástrofes que estamos enfrentando.

 

                                                                                                             @campossuarez