@osdtagle

 

Para muchos el momento clave de la pandemia o de la llamada Nueva normalidad será el regreso a clases. Siempre el inicio del ciclo escolar marcó un antes y un después en las actividades diarias.

Cuando los niños o jóvenes estaban de vacaciones los padres de familia vivían un caos, pues había que atenderlos, jugar, estar con ellos y acostumbrarlos a que los adultos salen a trabajar o tienen que cumplir con actividades en el hogar. El regreso a clases significaba hasta un descanso para muchos padres y madres, pues ya con los niños en la escuela las familias podían hacer otras actividades.

Para muchas madres de familia, incluso las escuelas de tiempo completo, fueron la solución para equilibrar o incluso mejorar su economía, pues durante ese tiempo conseguían un trabajo.

El regreso a clases marcaba el inicio del caos vehicular. Pero ahora las cosas serán distintas. El regreso será virtual, para muchos en este país será a través de los distintos canales de televisión o de distintas frecuencias radiofónicas.

En lo que respecta a la educación media superior este próximo 10 de agosto será el inicio de clases para escuelas particulares. El primer reto que enfrentarán esos colegios es el de mantener la misma plantilla de alumnos. Muchos seguro no regresarán, otros más exigirán un descuento en la colegiatura y otros más se retrasarán en el pago de las mismas.

En un principio yo pensaba que debía ser una obligación de los colegios el proporcionar un descuento parejo a todos los padres de familia, ¿por qué pagar la misma colegiatura si no están usando las instalaciones?, ¿cómo se que mi hijo está aprehendiendo?, ¿los maestros estarán trabajando?

Y mi respuesta a esas pregunta era la misma, no debo pagar el cien por ciento de la colegiatura. En estos días me he enterado que varios maestros han perdido sus trabajos, que en el mejor de los casos en muchos colegios han decidió continuar con ellos pero les han bajado sus salarios en 40% y además de ello les han quitado beneficios que por ley no debían perder.

Algunos de esos maestros tendrán que comprar computadora, pagar un mejor internet, capacitarse por su cuenta y con esas herramientas aferrarse a lo que de por si no era el mejor salario.

Por semanas muchos hemos pensado en los niños y jóvenes, en las nuevas dificultades que enfrentan, en sus nuevos retos de tomar clases por televisión o a través de una computadora.

Pero, ¿nos hemos puesto a pensar por lo que están pasando los maestros?, esos docentes que deben estar en problemas económicos e igual que cualquiera de nosotros con un enfermo de Covid en la familia, con un sueldo recortado y tratando de obtener en prestamos las herramientas que los ayudarán a mantener su trabajo. Un trabajo por el cual los padres de familia les exigiremos la excelencia y no un punto medio.

En esta pandemia falta mucho por atravesar, muchos estamos preocupados por la educación de nuestros hijos, pero también por nuestra economía y por si fuera poco por nuestra salud.

Nos quedan dudas de este regreso de cómo será el regreso a clases, de cómo atenderemos a nuestros hijos en lo que resta de la pandemia. El nuevo ingrediente al nuevo caos está por llegar y lo mejor para la autoridad será ir despejando todas las dudas que hay.