En el pueblo El Tomate los contagios son múltiples y por familia. Sus habitantes saben que tuvieron Covid-19 por los síntomas, pero no forman parte de las cifras oficiales porque nadie les hizo pruebas que lo confirmen.

Este poblado del municipio de Playa Vicente, Veracruz, con apenas unos 550 habitantes, forma parte de la región del Papaloapan y es conocido como “la joya escondida del Papaloapan”, tan escondida que sus casos pareciera que no formaran parte de las estadísticas de la Secretaría de Salud federal.

Ahí, en esta zona de extrema marginación, se han enfermado seis, ocho… hasta 11 integrantes de un mismo hogar.

María ha sido una de las víctimas de esta pandemia y, aunque ella no ha enfermado, ha tenido que enfrentar la angustia de saber que entre sus seres queridos hay una decena de infectados.

Ella vive en la Ciudad de México, pero sus familiares habitan en esa apartada zona ubicada en los límites de Veracruz y Oaxaca.

“La primera que comenzó fue mi hermana; se aisló unos días, pero después siguieron sus tres niños, su esposo, su cuñado… dos sobrinos. Luego, mi mamá, mi hermano y mi papá, que fue el que se puso más mal porque es hipertenso y diabético, y se le agravó”, detalla María.

El brote se inició, suponen, en el velorio de una de sus familiares, quien falleció por “muerte natural”, aunque las causas reales se desconocen, pues no había quién la atendiera, y mucho menos quién le hiciera la autopsia o las pruebas que determinaran si fue por Covid-19.

“Según ahí fue, o alguien llevaba la enfermedad y se contagiaron varios”, explica.

En El Tomate, ubicado a 60 metros a nivel del mar, no hay servicios suficientes: el agua la toman de los manantiales, tienen luz, pero no servicios médicos -de acuerdo con el censo de 2015 sólo 13 personas tenían Seguro Social-; “antes había, pero no sé por qué los quitaron”, cuenta María.

Se aislaron como pudieron en su casa de palma y concreto. Para curarse tomaron un té, y “un médico en Puebla le decía a mi hermana por teléfono los medicamentos que debía tomar, pero más bien fue con té de canela, hojas de hierba santa y limón”, entre otras cosas.

“Al final, encontraron a un doctor de Playa (Vicente) que quiso ir a ver a mi papá, que fue el que se puso más mal, pues es hipertenso y diabético. Duró un mes en cama, en su casa y con oxígeno, pero (el médico) cobraba mucho dinero, como 500 pesos por ir a verlo, más los estudios, los medicamentos y el oxígeno”, narra la mujer.

Su papá ya casi se recuperó, “aunque en algún momento pensaron que no salía”.

Aunque Salud federal dice que en Veracruz han bajado los casos, María asegura que en este caluroso poblado, de calles sin pavimentar y exuberante vegetación, no han parado; siguen enfermando familias completas, “porque empieza uno y luego siguen los demás, y sólo los niños salieron rápido.

“Y está peor en otro pueblito más adelante, Río Manso, donde la gente sigue contagiándose. Además, en Playa Vicente está más grave. Y como ahí tienes que pasar para ir a muchos de los poblados, pues la gente se contagia”.

De acuerdo con cifras oficiales del gobierno de Veracruz, en el municipio de Playa Vicente hay nueve decesos, 26 confirmados y un caso sospechoso.

La situación se ha puesto tan pesada, “que dice mi hermana que ahora sólo les permiten velarlos por tres horas y al panteón. Dicen que ahí sí se está muriendo la gente”, concluye María.

 

Descienden los contagios, pero ya superan los 22 mil

Redacción 24 horas

Aunque Veracruz ha tenido un descenso de contagios en las últimas semanas, aún está en la parte alta de su curva de la pandemia y sigue acumulando casos.

De hecho superó ya los 22 mil y su porcentaje de positividad es de casi 70%, por encima de la media nacional.

Con 340 casos nuevos de coronavirus en el estado, la Secretaría de Salud federal dio a conocer ayer que la entidad ya suma 22 mil 178 confirmados.

La cantidad de fallecidos ha mantenido una tendencia a la baja. Con 10 nuevos reportes, suman 2 mil 919 veracruzanos que han perdido la vida. La entidad tiene 8 millones 539 mil 862 habitantes.
LEG