Para comprender la identidad y realidad mexicana, tenemos que asumirnos como un país multicultural y pluriétnico, donde convergen todo tipo de mezclas y expresiones culturales resultado de nuestra historia, de las que son parte los pueblos indígenas, que tienen su propia cosmovisión, costumbres y tradiciones.
En nuestra diversidad radica gran parte de nuestra riqueza; no obstante, no logramos despojarnos de comportamientos discriminatorios arraigados en nuestra sociedad; no podemos dejar de marcar diferencias de raza, posición social o condición económica.
La exclusión ha tocado históricamente a los pueblos originarios colocándolos en una situación de desigualdad, marginación, precariedad y vulneración a sus derechos.
De acuerdo con el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2018 del CONEVAL, 71.9% de la población indígena (8.3 millones de personas) se encontraban en situación de pobreza hasta 2016. En cuanto a sus carencias sociales, el 77.6% no contaba con seguridad social, el 56.3% con servicios básicos en la vivienda, el 31.6% tenía rezago educativo, al 30.5% le faltaba acceso a la alimentación y al 15.1% servicios de salud.
Cifras del INEGI dieron a conocer que, en 2015, entre la población hablante de lengua indígena de 15 años o más edad, el 23% era analfabeta, porcentaje mucho mayor al registrado a nivel nacional de 5.5%.
En México, desde 2013, se elevó a rango constitucional el derecho de acceso a las tecnologías de la información y comunicación (TIC), así como a los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, incluido el de banda ancha e internet.
De acuerdo con el Diagnóstico de Cobertura del Servicio Móvil en los Pueblos Indígenas 2018, del IFT y el INPI, el 82% de las localidades con presencia de población indígena contaban con cobertura móvil en la tecnología 3G, pero solo el 40% de los sitios tenían acceso a cobertura 4G. El estudio identificó casos como el de los pueblos Seri (Sonora) y Pame (San Luis Potosí) donde menos del 30% de su población tenía cobertura móvil en al menos una tecnología (2G, 3G o 4G).
Si bien se advierten datos interesantes sobre la cobertura móvil en los lugares de asentamiento de los pueblos indígenas, persiste la desigualdad digital. Muchos carecen aún de conectividad, y quienes la tienen, disponen de una conexión insuficiente o menos veloz (2G y 3G) que limita los servicios. También son obstáculos: los costos de implementación tecnológica, las barreras de lenguaje y los bajos niveles de alfabetización digital.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones ha destacado que se requieren enfatizar tres aspectos clave: infraestructura, asequibilidad y habilidades, para que los países menos adelantados incrementen el número de personas en línea. Para ello, recomienda fomentar la competencia, impulsar facilidades de acceso, compartir infraestructura, examinar las políticas fiscales, y promover la formación de capacidades tecnológicas.
Con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas (9 de agosto), se vuelve esencial que, como país, encontremos e impulsemos alternativas para reducir su desigualdad, abarcando la digital, la cual acentúa su exclusión en un contexto donde las TIC están siendo indispensables para habilitar derechos y fungiendo como herramientas de desarrollo.
*Comisionada Ciudadana del Instituto de Transparencia de la Ciudad de México (INFO).
Twitter: @navysanmartin