Estamos a casi un año de las elecciones intermedias de 2021 en nuestro país, en un momento en donde el Gobierno federal tiene muy claro su objetivo, a pesar de que México se encuentra inmerso en uno de los peores momentos de su historia, cuando tenemos una caída económica de 18.9% anual (-17.3% trimestral) y acumulamos cinco trimestres consecutivos de crecimiento negativo, más de un millón de empleos formales perdidos y más de 12 millones de empleos informales perdidos, más de 150,000 micro, pequeña y mediana empresa cerradas. Vivimos el peor momento de la crisis de salud, siendo el tercer país con el mayor número de muertos y superando los 430 mil contagiados del Covid-19 y con un presupuesto de menor asignación al sector salud. En el tema de inseguridad, un mayor número de muertos en su historia, creciente a lo largo y ancho del país con poca capacidad de control por parte del Gobierno federal. En materia educativa, la apertura limitada y poco efectiva del inicio a clases, en donde el sector público tiene limitaciones de enseñanza bajo formatos de online, padres de familia demandando un mayor acceso a la educación pública ante el incremento en el desempleo y la incapacidad de pagar servicios educativos privados.

A pesar de todo esto, el Gobierno federal trabaja rumbo al control de las elecciones 2021 en 15 Estados y en el Congreso, pieza clave para seguir incursionando sus políticas y cambios constitucionales que les permitan mantenerse en el poder en el mediano plazo.

Hemos visto la solicitud de varios gobernadores pidiendo apoyo económico para destinarlo al control del Covid-19 y el Gobierno los ha rechazado, argumentando que tienen el recurso necesario para todo el manejo económico y de salud a través del dinero que cada mes se les otorga y de los ingresos propios que cada Estado debe de tener.

Al cierre de junio, hemos visto también que el Gobierno tiene un menor ingreso por concepto de recaudación y de los ingresos petroleros ante una economía en crisis. La deuda neta del Gobierno federal se aceleró 12 billones de pesos y representa ya el 55.8% vs el PIB. El Gobierno ha sido reiterativo desde su llegada a que “no adquirirá nueva deuda”, pero ante los resultados poco alentadores, ya han abierto esa posibilidad. El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, no descartó la posibilidad de contratar deuda durante el segundo semestre del año si la actividad económica sigue estancada, el rebrote del Covid-19 afecta a la propia actividad productiva y la recaudación se mantiene por debajo de lo esperado.

Los Estados que tendrán elecciones gubernamentales viven un momento recesivo anual al cierre del primer trimestre del año (último dato conocido) son:

Baja California Sur (-6.3%), Chihuahua (-0.3%), Guerrero (-4.3%), Nayarit (-3.1%), Nuevo León

(-1.2%), Querétaro (-4.1%), San Luis Potosí (-2.6%), Tlaxcala (-3.4%) y Zacatecas (-1.2%).

Estados en contracción sin caer en una recesión aún:

Baja California (-0.9%), Michoacán (-1.5%) y Sinaloa (-0.9%).

Estados en Crecimiento:

Campeche (+0.2%), Colima (+2.7%), Sonora (+1.6%).

Si nos vamos a las encuestas hasta el momento, Morena aventaja en 13 de los 15 estados, dejando al PAN con un avance en Querétaro y Nuevo León. Algunos Estados se muestran cerrados en esta carrera electoral gubernamental, como San Luis Potosí, Nuevo León, Chihuahua, Baja California Sur.

Respecto al Congreso, las encuestas dan mayoría hasta el momento a Morena frente a partidos de oposición, pero no alcanza por ahora, mayoría simple y menos mayoría absoluta.

De ahí la presión del Gobierno federal por trabajar rumbo a las elecciones 2021 y con el tema de “corrupción”, trabajar el voto a favor a pesar de todo un entorno negativo económico, de desempleo, de salud y muertes crecientes por Covid-19 (además de otros padecimientos), de inseguridad y de educación. Además, mantiene un claro distanciamiento con el sector empresarial.

 

                                                                                                                                                     @1ahuerta