En su edición de febrero de 2014, la revista Time dedicó su portada para retratar al entonces Presidente de México, quien aparecía acompañado por una frase impresa en letras blancas: Saving Mexico

 

Han pasado seis años desde aquella publicación, un periodo de tiempo sumamente corto y, sin embargo, a la luz de lo que hoy está sucediendo en México, ese artículo resulta no solamente caduco, sino fantasioso por su lejanía respecto a la realidad, y para muestra basta un botón. 

 

En uno de sus párrafos, después de hablar de la profunda crisis de seguridad que azotaba al país, el artículo mencionaba que las alarmas estaban siendo reemplazadas por aplausos, debido a que, luego de un año, aquella administración había aprobado “el paquete más ambicioso de reformas sociales, políticas y económicas en la memoria”.

 

Lo que no mencionó aquel texto fue que una de las reformas centrales de ese “ambicioso” paquete, la educativa, no fue consensuada, sino negociada en el auditorio de una institución financiera privada. Se acordó a puerta cerrada, lejos de las demandas de las y los maestros, en quienes se sostiene el andamiaje pedagógico del país. 

 

Lo que también decidieron ignorar quienes elaboraron el artículo es que la reforma energética, que en teoría pondría a la vanguardia a México, solamente consistió en otra privatización, como las que se vieron en el pasado, que no beneficiaron a la economía nacional, solamente a unas cuantas personas. 

 

El día de ayer se llevó a cabo la segunda audiencia de Emilio Lozoya Austin, quien ha señalado que tiene información sobre cómo se consiguió aprobar en fast-track este paquete de reformas. Los plazos legales se tendrán que cumplir, pero hasta el momento todo parece indicar que el muy celebrado Saving Mexico está por ser desmenuzado, y como parte de este proceso se empieza también a desmoronar la pureza de las llamadas reformas estructurales.

 

Durante décadas, desde las alturas políticas y económicas, poco a poco se fue construyendo una imagen de lo que México tendría que hacer para entrar a la modernidad, para lograr prosperidad y desarrollo. La vida política se tecnificó a tal grado que las y los mexicanos, la sociedad en general, se alejaron de la vida política del país, dejando la carretera libre para que, a través de acciones como las reformas estructurales y otras, se culminara el saqueo del país.

 

Existen textos que pasan a la posteridad como universales y atemporales, cuyo contenido, sin importar el momento en que se consulte, resulta válido y relevante. El artículo de Time no será la excepción. A sólo unos cuantos años de su publicación, su lectura es obligada para no olvidar el daño que la unión del poder económico y el poder político causó en México. Y queda también como memoria viva del desentendimiento que la antigua clase política tenía respecto a las necesidades de la sociedad; como la antítesis de las acciones y políticas sociales y económicas que actualmente se están llevando a cabo para lograr el cambio de régimen y la Cuarta Transformación de la vida pública del país. 

 

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