Hace unos días, el fiscal general, Alejandro Gertz Manero, dio por enterrada “la verdad histórica’’ que por años sostuvo el ex procurador Jesús Murillo Karam sobre la desaparición de los 43 normalistas de Aytozinapa.

Ayer, la Fiscalía General de la República informó que la universidad de Innsbruck, en Austria, había identificado los restos de un estudiante, Christian Rodríguez, que habían sido enviados a la institución apenas en febrero pasado.

Los restos fueron encontrados a unos 800 metros del basurero de Cocula, en donde, según la tesis de Murillo, habrían sido incinerados los 43 o por lo menos la mayoría de ellos.

¿Cambia “la verdad histórica’’ el descubrimiento de la Universidad de Innsbruck? Cambia el lugar, pero mantiene la esencia de la investigación del hidalguense.

Hasta el momento la FGR no ha podido demostrar que los normalistas no fueron incinerados, ni ha encontrado más evidencia sobre alguna otra forma en la que pudieron haber sido desaparecidos.

Las investigaciones de la FGR siguen teniendo como fundamento las pesquisas de Murillo: es decir, los estudiantes fueron secuestrados por un grupo criminal con la ayuda de policías locales; fueron asesinados y sus cuerpos desparecidos, la mayoría o todos, incinerados.

Eso no ha cambiado y probablemente no lo hará.

Lo que cambiará es el papel que tuvieron los encargados de la investigación en los hechos posteriores al crimen.

Si hubo encubrimiento, incapacidad, falsificación de pruebas, siembra de testigos, tortura, es decir, todos aquellos hechos y omisiones que pudieron haber entorpecido la investigación, es lo que se ha investigado y seguramente se castigará.

Por lo demás, hasta que no se demuestre lo contrario, lo esencial de la “verdad histórica’’ de Murillo se mantiene: los secuestraron, los mataron y los incineraron.

Y hasta ahora, salvo la identificación del tercer cuerpo -anteriormente la misma universidad había identificado los restos de Alexander Mora y Jhosivani Guerrero, también calcinados-, no existe evidencia de que los cuerpos hayan corrido otra suerte.

Estamos pues, a la espera de la verdad verdadera.

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Falta aún para el primero de septiembre pero los candidatos a sustituir a la presidenta del Senado, Mónica Fernández, ya están acelerando motores.

A la lista se suman el poblano Alejandro Armenta, quien quiso competirle a Miguel Barbosa por la candidatura de Puebla y luego de una entrevista con él simplemente claudicó sin mayor explicación, el chiapaneco Oscar Eduardo Ramírez, que también quiso ser gobernador pero perdió contra Rutilo Escandón y ahora el mexiquense Higinio Martínez, más los que se acumulen de aquí al mes de agosto.

Martínez recién regresó a su escaño luego de haber pedido licencia temporal para atender asuntos personales en el Estado de México.

El coordinador de la bancada Ricardo Monreal tendrá que sacar sus dotes de conciliador pues esta vez el grupo que le juega las contras, encabezado por Martí Batres, tiene algunos miembros más que presionarán por imponer a su gallo.

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El presidente López Obrador, que hoy duerme en Washington, volvió a darle un repasón al INE.

Dijo que “lo habían llenado de “oportunistas, serviles, obedientes al poder, gente inmoral que han avalado fraudes electorales’’.

Peroooooo, aseguró que eso se puede corregir, que el INE “puede irse renovando’’ si se elige “gente de bien’’.

No deja de sonar a instrucción ahora que la Cámara de Diputados retoma el proceso para la elección de los 4 consejeros electorales faltantes.

¿Será que Mario Delgado logre a imponer a consejeros color morado en el INE?

LEG