José Ureña

No requiere una embestida desde el Ejecutivo.

No tiene el mal fario de los órganos autónomos, los cuales han sido saturados de epítetos y detracciones sin fin.

Por su presupuesto, su actividad o su independencia… todo cabe cuando no son cómodos al poder.

No es el caso de la Cámara de Diputados.

La domina Morena y con sus adláteres PT, Verde y PES tiene control del dinero y del reparto del poder.

No debe escapar nada de ellos.

Pero escapó.

La presidenta Laura Rojas, panista, metió una controversia constitucional por la manga ancha dada por el Ejecutivo a las Fuerzas Armadas en seguridad pública para todo el sexenio.

No gustó a la mayoría narrada y comenzó a arder San Lázaro.

INTRÍNGULIS PARA LA CORTE

El intríngulis es mayúsculo.

En escena ha aparecido el director de Asuntos Jurídicos de la Cámara, Luis Genaro Vásquez, quien protesta por no haber sido consultado contra una acción a su juicio de plena legalidad.

En oficio dirigido a Mario Delgado (Jucopo), asienta:

“…no una atribución discrecional absoluta” de la Presidencia de la Cámara (Laura Rojas), sino que “debió al menos ejercitarse previa comunicación, consulta, discusión y acuerdo”.

Además, acusa, se usaron abogados “sin tener la calidad de servidores públicos y que, además, han litigado y litigan en contra de este órgano legislativo”.

Son Luisa Conesa Labastida, Jorge Carlos Peniche Baqueiro, Ricardo Juárez Laviada, Sergio Emanuel Delgado Fernández y Andrés Alcántara Silva, efectivamente sin contrato oficial.

Todo va encaminado a anular la controversia a partir de la representación jurídica de Laura Rojas y de sus litigantes.

A escena ha entrado también 33% de senadores encabezados por Miguel Ángel Osorio Chong, Miguel Ángel Mancera, Dante Delgado y Emilio Álvarez Icaza en respaldo de la controversia.

Legislativo contra Ejecutivo con el Judicial de juez.

¿Qué decidirán los ministros?

MARTA BARCENA EN ACCIÓN

1.- Fue una salida magistral.

A falta de Casa Blair, la residencia destinada a los visitantes distinguidos, el Presidente de México se hospedará en la residencia oficial.

Un logro de la embajadora Marta Barcena, quien será la anfitriona mientras la comitiva va a un hotel.

El argumento oficial es la remodelación de la Casa Blair, pero en realidad es una ampliación trasera para visitas de ex presidentes de Estados Unidos.

Si le sirve el dato: allá Donald Trump dignifica y honra a sus pasados mientras aquí se les ataca y persigue.

2.- Por cierto, el último visitante mexicano en Casa Blair fue Enrique Peña en enero de 2015, cortesía de Barack Obama.

Y 3.- La austeridad, no hay duda, irá al extremo a todas las dependencias federales.

Como en Economía, se reducirán 75% las computadoras con el riesgo de impactar la actividad del Gobierno y la tecnología.

El ahorro irá a becas, pensiones, medicinas y a quienes ni estudian ni trabajan pero promueven votos por millones en el país.

Y quienes no estén de acuerdo, pueden irse a la academia o al sector privado.

Adiós profesionalismo gubernamental.

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