Con un mes de retraso debido al Covid-19, 11 millones de estudiantes chinos inician este martes las pruebas de bachillerato, en condiciones particulares ya que basta un ataque de tos para quedar apartado de la sala de examen.

A lo largo de varios días, el “gaokao” (“examen de entrada a los centros de enseñanza superior”) genera en los padres y alumnos un estrés inmenso. En efecto, el resultado final determina la entrada o no a la universidad, y en qué universidad.

La crisis del nuevo  coronavirus, que cerró escuelas y mantuvo encerrados en casa a la mayoría de los estudiantes durante varios meses, agregó una tensión suplementaria.

Acompañados por sus padres, cientos de ellos se agolpaban el martes en Pekín antes los liceos, ataviados con sus uniformes escolares, y a veces con una prenda deportiva con el nombre y los colores del establecimiento.

“Yo estoy aún más nerviosa que mi hijo” declara la señora Yi, de 49 años. “Mi hijo ha pasado dos controles para detectar Covid-19. Y yo transmitía al liceo su temperatura cuatro veces por día, antes del examen”.

Sala separada

Más de 7 mil  centros de examen han sido dispuestos en el país. Y más de un millón de vigilantes deberán estar presentes, según la agencia de prensa China Nueva.

Tendrán la tarea de desemboscar a los eventuales tramposos. Y también de estar atentos ante alumnos que tengan fiebre o sufran un sospechoso ataque de tos…

Los candidatos con síntomas deberán así ir a una sala adyacente, para seguir el examen, solos, tras ofrecerles una desinfección de las manos, según esta agencia.

Alumnos y vigilantes tuvieron que controlar su temperatura durante los 14 días previos a la prueba. Los candidatos procedentes de zonas consideradas de “alto riesgo” deben portar mascarilla durante los exámenes

“Creo que ya hay bastantes medidas para protegernos contra el virus”, explica, confiado, el joven Zhao Kexin, que pasa las pruebas en Pekín.

“Eso sí, me da un poco de angustia estar en un lugar público con gente. Pero debo pasar el examen no me queda otra opción”.

“El destino”

Un rebrote epidémico registrado en Pekín en junio avivó los temores a una segunda ola, pero las autoridades parecen haber controlado los contagios gracias a masivos test de detección, y al confinamiento de varias zonas residenciales.

Para los candidatos, lograr una nota elevada en el gaokao es la única manera de acceder a las mejores universidades del país.

“El estrés de los estudiantes no viene solamente del miedo a no pasar el examen, sino también de la presión de la familia y la sociedad” analiza Ye Minjie, miembro de la asociación china de psiquiatras.

“La idea de que el gaokao es una batalla que decide el destino de una vida está siempre presente. Y ello angustia a los alumnos”.

Varios candidatos se dicen perjudicados por haber seguido sus cursos en línea. Y otros por haber tenido que convivir con la familia durante varios meses, cuando la epidemia obligó a suspender los cursos.

 

ica