Si el jefe de la policía de la Ciudad de México siguiera la corriente de esas prácticas populistas de la 4T de usar un Tsuru o volar en aerolíneas comerciales, hoy podría ser otra y más trágica la historia del atentado del viernes pasado.

 

Afortunadamente para éste y otros tantos funcionarios del Gobierno federal, sí hacen uso de lo que se adquirió en administraciones pasadas y viajan en estas camionetas con nivel de blindaje alto. Como la Suburban nivel 5 Plus en la que afortunadamente iba Omar García Harfuch.

 

La decisión sensata de usar los equipos de seguridad adecuados para un alto mando policiaco minimizó la tragedia. No hay que olvidar que el viernes murieron Gabriela, de manera colateral, Rafael y Édgar, que murieron cumpliendo su deber.

 

Pero si le hubieran impuesto al secretario de Seguridad Ciudadana esa pobre visión de la 4T, la desgracia sería mucho mayor.

 

Más allá de que ojalá haya más sensatez en cuidar a muchos funcionarios públicos en estos tiempos tan violentos, empezando por el presiente de la República. Ojalá se pudiera recuperar la sensatez en muchas decisiones que se han conducido por esa visión populista y dogmática que mantiene el presidente López Obrador.

 

Una de las decisiones más dañinas para el actual Gobierno y para todo el país, fue la cancelación de la construcción del Aeropuerto Internacional en Texcoco. Y los argumentos fueron tan pobres como la decisión de viajar en carretera en lugar de usar los aviones del Ejército para no ofender al pueblo.

 

Decía López Obrador que había corrupción en la construcción, como si no fuera un Presidente capaz de ordenar una auditoría total a una obra que paga el propio Gobierno.

 

Argumentaba que ya les tenían destino a los terrenos de la actual terminal aérea, como si no fuera una decisión del poder Ejecutivo destinar para lo que quisiera esas hectáreas del “Benito Juárez”.

 

Argumentos simplones que escondían, por ejemplo, que el diseño que se presentó para la “central avionera” de Santa Lucía es un proyecto de la empresa del amigo presidencial, José Luis Rioboó quien siempre había soñado con hacer un aeropuerto.

 

O si un aerogenerador afea la vista presidencial y entonces les cambian las reglas a las empresas privadas de energías limpias, para entonces comprar carbón al senador de Morena, Armando Guadiana, como que suena a pretexto.

 

Todas estas decisiones polémicas del Gobierno pueden tardar en transparentarse o quizá queden como parte de la transformación sin mayores explicaciones.

 

Pero al menos, la decisión sensata de utilizar las camionetas blindadas que compró el Gobierno anterior de la Ciudad de México le permitió salir vivo de ese terrible atentado al jefe de la policía capitalina.

 

El uso de esos equipos de protección por parte de otros funcionarios protege su integridad, en estos momentos en los que el discurso populista y torcido ha provocado errores terribles para este país.

 

                                                                                                                                       @campossuarez