En Morena  veremos lo que jamás se dio en otro partido político en México: una guerra sin cuartel, salvaje y descarnada que busca eliminar al enemigo, no adversario, de una vez y para siempre.

Hay dos bandos en esta guerra caníbal: los Puros, que son los que creen que adivinan el pensamiento del presidente López Obrador. Son los que asumen que haber realizado el paro en Reforma luego del fraude de 2006 les da certificado de pureza y que, además, lanzan ataques a los opositores al Presidente y al partido, aunque no tenga prueba alguna de sus dichos.

Los Puros también creen que se fragua un golpe de Estado en contra del Presidente más legítimo desde los tiempos de Francisco I. Madero. Son ellos los que quieren muertos, civilmente, a los periodistas, analistas e intelectuales que critican al régimen y que nunca dijeron nada, aunque sí lo hicieron, en los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto.

El otro bando es el de la secta de los conservadores. Quienes pertenece a este club son los que vienen del PRD y que no eran bien vistos por sus excompañeros de partido. Salieron de ahí buscando ser lo que criticaban de sus enemigos perredistas: caciques partidistas que repartieran candidaturas a cambio de un módico 10 por ciento de los salarios y canonjías de quienes ganaran la elección constitucional. Son los que se reparten los cargos en el partido. Ahí también están los neo intelectuales de izquierda, los intentos de líderes de opinión y los manipuladores del Face y Twitter. Los Conservadores son los que han convencido a los Puros de que se gesta un golpe de Estado “blando”, en contra del Presidente. Y son Conservadores porque quieren conservar sus privilegios como parte de la burocracia partidista.

Tanto los Puros como los Conservadores buscan denodadamente quedar bien con el líder, y se van a los extremos para intentar ser vistos. Son más papistas que el Papa, pero las dos sectas no buscan la purificación de la vida pública, sino el muy conveniente “no me des, solo ponme donde hay”.

¿Cómo reconocer a los Puros y a las Conservadores dentro de Morena ? Solo vean las redes sociales y ahí está la guerra: un morenista pide la destitución de otro morenista; o un morenista acusando de corrupción y lavado de dinero a otro. Con o sin pruebas.

Son, simple y llanamente, ambiciosos, vulgares, en la búsqueda de controlar el partido, las prerrogativas (que se contarán en miles) y las candidaturas para el 2021.

Hay un tercer bando, el del centro, el moderado. De ese hablamos en otra ocasión.

La Letrina. Cuando terminaba de redactar estas líneas, mediodía del 25 de junio, esperaba con ansias la llegada de las 19 horas. El científico Hugo López-Gatell debería, a esa hora, haber dado por concluida la pandemia del Covid-19 o SARS-CoV-2, en México. ¡Celebremos!

 

                                                                                                                                                 @Fercoca