polvo sahara

La calidad del aire en el Caribe comienza a tener un deterioro debido a la llegada de la nube de polvo del Sahara, cuyos valores de concentración están este año por encima de lo normal.

 

El arribo de la nube de polvo es un fenómeno que ocurre cada año y se descarta que signifique algún riesgo para la población.

 

La manera en la que se manifiesta el arribo de la nube de polvo es a través de una nube de color amarilla que puede tener efectos en la población con asma y otras enfermedades respiratorias.

 

 

La agencia cubana Prensa Latina, citando al diario Granma, señaló que el doctor en Ciencias Físicas, Eugenio Mojena, explicó que si bien de forma general las nubes de polvo comienzan a llegar al continente entre marzo y abril, los máximos de días bajo tal condición atmosférica ocurren en junio y julio.

 

El principal rasgo que distingue su acentuada presencia es el predominio de una densa bruma, capaz de limitar la visibilidad a larga distancia, mientras el cielo se muestra con una tonalidad lechosa.

 

Más allá de condicionar en buena medida el comportamiento del estado del tiempo, las nubes de Polvo del Sahara provocan impactos negativos en la salud del hombre y en la de diferentes ecosistemas marinos y terrestres.

 

Dichas nubes son generadas por las tormentas de arena y polvo del desierto del Sahara y el Sahel, las cuales pueden alcanzar alturas de tres a siete kilómetros.

 

Una vez emergidas del continente africano, avanzan en dirección oeste bajo el flujo de los vientos alisios, propagándose por el océano Atlántico hasta alcanzar el mar Caribe, Cuba, el sudeste de Estados Unidos, México y Centroamérica.

 

Estas nubes cargadas de material particulado altamente nocivo para la salud humana contienen, además, minerales como hierro, calcio, fósforo, silíceo y mercurio, junto con virus, bacterias, hongos, ácaros patógenos, estafilococos y contaminantes orgánicos persistentes.

 

Las nubes de polvo originan una masa de aire muy caliente con valores bajos de humedad que entorpecen el surgimiento y desarrollo de los ciclones tropicales al crearles un ambiente hostil.

 

Asimismo, contribuyen a acentuar la sensación de calor y disminuyen la probabilidad de lluvias en las áreas bajo su influencia, aunque tienden a favorecer el aumento de la actividad eléctrica durante las habituales tormentas de verano.

 

También se les vincula con el declive de las poblaciones de arrecifes coralinos, pues propicia que estos ecosistemas puedan ser atacados por un hongo endémico de África transportado por ellas y la aparición de plagas en el arroz, frijoles, frutales, caña de azúcar y otros cultivos.

 

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Con información de Prensa Latina.