El Hospital Juárez de México abrió sus puertas a 24 HORAS, donde fuimos recibidos por los amplios pasillos vacíos, que dejaron de ser transitados por los cientos de pacientes que hasta antes de marzo eran atendidos en alguna de las 47 especialidades; y por personal de salud que a pesar de la agresividad del enemigo a vencer y del miedo que han llegado a sentir, siguen en la primera línea de acción dando la batalla en una guerra que pareciera no acabar.

– ¿Esta enfermedad le cambió la vida?

María del Carmen Cedillo Ordaz, encargada del piso 3 norte del área Covid-19, hace una pausa, suspira y responde que sí.

A Arturo Sierra, responsable del primer filtro de pacientes, y quien porta mascarilla KN-95 y media careta tipo lentes, lo acompaña el miedo al trabajo, “pero con el equipo, podemos estar un poco más seguros”, dice mientras nos ofrece gel antibacterial para las manos. Cualquier paciente que llegue con síntomas respiratorios, debe ser revisado en este primer frente.

Ataviado con botas desechables, traje quirúrgico, bata, gorro, guantes, cubrebocas y goggles, José Luis Rivera se prepara para ingresar a la zona de Urgencias del área Covid-19 y limpiar paredes, pisos, superficies, equipo médico, “sí da miedo, pero bien cubierto no pasa nada”, responde previo a su jornada de trabajo.

– ¿Cómo ha vivido esta pandemia?

A José Luis se le entrecorta la voz y responde que ha sido “muy triste” la experiencia, “por todo lo que se ve aquí, los enfermos cómo se encuentran y compañeros de trabajo contagiados”.

Sin embargo, para Juan Manuel Zarco Guzmán, camillero que recibió en marzo pasado al primer paciente con Covid-19 del Hospital Juárez, el miedo no tiene cabida en su trabajo, porque toma las precauciones necesarias tanto al interior como en el trayecto a su casa.

“Yo viajo en transporte público, te arriesgas más pero gracias a Dios no me ha pasado nada”.

El Covid-19 cambió la vida personal y profesional de los trabajadores de la salud, aunado al miedo por enfrentar un virus completamente nuevo.

“Yo me encontraba de vacaciones cuando empezó a reconvertirse el hospital, pensé que iba a encontrar algo similar a lo de la influenza, pero regreso y me doy cuenta que iba a ser algo totalmente diferente, sí me causó miedo”, reconoció María del Carmen Cedillo Ordaz.

Desde principios de año, el Hospital Juárez inició su reconversión hospitalaria, las nueve camas de terapia intensiva que tenía en marzo pasado ahora son 30, y tiene más de 300 para atender a pacientes no graves por el virus SARS-CoV-2, capacidad que se ha visto rebasada en diversas ocasiones, ante la demanda registrada en el Valle de México, de acuerdo con la doctora Areli Muñoz Cruz, integrante del Comando Operativo del Hospital.

Dicho comando es el responsable de organizar y administrar todo el recurso humano y material para atender a los pacientes con coronavirus y proteger la seguridad del personal.

Desde el centro de operaciones, vigilan la disponibilidad de camas, la gravedad de los pacientes y todo el equipo de protección donado y entregado por el Insabi.

En la denominada zona blanca, el ejército que enfrentará al virus que ha paralizado al mundo se prepara para combatirlo: pijama quirúrgica, bata desechable, guantes, gorro, botas, goggles y mascarilla; al menos 15 minutos les toma el cambio de ropa para ingresar por la zona de transfer a la terapia intensiva o al área de hospitalización y entonces sí, empieza la batalla.

Para combatir al enemigo, ha sido necesario contar con todos los elementos posibles, de ahí que enfermeras y personal médico de otras especialidades que no estaban en contacto directo con un paciente, hayan tenido que adaptarse a la nueva realidad.

“Son muchos cambios, simplemente el trabajar con médicos que no eran de nuestra área, enfermeras que tenían bastante tiempo que no estaban en un servicio de hospitalización, también se tuvieron que adaptar a todas estas modalidades de volver a estar con un paciente directamente; vienen enfermeras de quirófano, de servicio, entonces es adaptarse y volver a aprender”, refiere la jefa Cedillo Ordaz.

En el Hospital Juárez de México hay alrededor de mil 700 trabajadores enfrentando la pandemia del virus SARS-CoV-2; de ellos sólo 700 están en contacto directo con pacientes con la enfermedad Covid-19 y lamentablemente, alrededor de 100 se han contagiado.


Zona blanca: Libre de contaminación, es donde el personal médico se “arma” con el equipo de protección necesario para combatir al Covid-19.


Primer filtro. Arturo Sierra es el primer contacto con los pacientes que presentan síntomas respiratorios; y donde después pasarán al área de Triage para su revisión.


Hospitalización. Al cruzar esas puertas, los héroes que combaten al nuevo coronavirus entran en contacto con los enfermos.

Zona de transfer: es el límite entre hospitalización y terapia intensiva con el resto del hospital y sólo ingresa personal que está en la “zona negra”, donde se ubican los pacientes Covid-19.


Una labor esencial. José Luis Rivera, quien se desempeña como afanador, asegura que es una experiencia triste.

El cambio. María del Carmen Cedillo, encargada del tercer piso, reconoce que sí le dio miedo la reconversión, pues es distinto a la influenza.

 

LEG