Foto: Reuters Se dedicó a la música un tiempo, como cantante de Hip- Hop en su ciudad natal, Houston. Esto cambio luego que George fuera sentenciado a cinco años de prisión por robo a casa habitación  

Su muerte causó gran conmoción alrededor del mundo, la forma en que perdió la vida provocó indignación y una ola de protestas contra el racismo y la violencia policial, sin importar las medidas de confinamiento que en algunos países prevalecen por la pandemia de Covid-19, y es que su principal objetivo es exterminar ese otro mal, igual de peligroso, el de la discriminación.

Todo inicio tras su deceso. George Floyd, de 46 años, un hombre afroamericano que murió asfixiado bajo la rodilla de un policía blanco en Minneapolis, Minnesota, el 25 de mayo, por ser sospechoso de pagar con un billete falso en una tienda. Luego se viralizó el video donde el “gigante amable” no pone resistencia al arresto, mientras el policía se extralimita en sus acciones, obstruyéndole la respiración a Floyd, quien dice: no puedo respirar, siendo estas sus últimas palabras y el lema de las protestas.

Varias industrias se unieron a un movimiento llamado Blackout Tuesday. En forma de protesta, casas discográficas detuvieron sus operaciones el 2 de junio, en apoyo a la comunidad negra, así como para crear conciencia sobre las injusticias cometidas por las autoridades.

Floyd es descrito por sus conocidos como un hombre bueno y amoroso, preocupado por los jóvenes y la violencia que se vive en las calles. En un video menciona que la juventud está totalmente perdida y se creen superiores por el simple hecho de portar un arma.

Se desempeñó como futbolista y basquetbolista, obteniendo una beca en la Universidad del Estado de Florida, pero no logró concluir sus estudios, por lo que se dedicó a la música un tiempo, como cantante de Hip- Hop en su ciudad natal, Houston. Esto cambio luego que George fuera sentenciado a cinco años de prisión por robo a casa habitación. Tras cumplir su condena fue en busca de su pequeña hija, Gianna, a Minneapolis.

Ahí trabajó por cuatro años como guardia de seguridad en un restaurante, pero ante la situación que aqueja al mundo por el Covid-19 perdió su empleo, pues el establecimiento debió cerrar.

En ese momento, no sabía que su destino era convertirse en la gota que derramaría el vaso de los abusos raciales en EU y el mundo.

LEG