El Progreso del Peregrino, de John Bunyan (tip para los que gustan de leer textos propositivos) es el libro más leído en Inglaterra desde hace 300 años. Es un bestseller. Fue escrito por Bunyan durante los 12 años que pasó en la cárcel. Después de la Biblia, es el libro más leído en su original, aparte de más de 200 tipos diferentes de traducciones a otros idiomas. Esta versión cuidadosamente abreviada da a conocer al lector una provechosa alegoría de la vida cristiana. El 28 de noviembre de 1638 en Elstow, cerca de Bedford, éste hijo de un hojalatero (ya había aprendido el oficio a sus 17 años) lucha con el ejército parlamentario en la guerra civil. En 1648, contrajo matrimonio con Margaret Bentley, miembro de una de las sectas puritanas de la época, en la que ingresó tras experimentar una conversión al cristianismo. Fue uno de los líderes de una congregación de Bedford y se inició dando sermones como predicador laico. Tras fallecer su esposa, volvió a casarse y se convirtió en predicador famoso que reunía grandes audiencias.

Su declaración teológica más importante de esta época se encuentra en La doctrina de la Ley y de la Gracia (1659). Cuando se declaró la ilegalidad  de toda liturgia que no estuviera de acuerdo con la iglesia anglicana (acuérdense, que la reina Isabel II es líder de dicha iglesia, pero tuvo varios encuentros con el pastor Bill Murray, de Estados Unidos y, realmente, hoy no se sabe cuál es su posición acerca del cristianismo), persistió en sus prédicas prohibidas y acabó en la prisión del condado de Bedford de 1660 a 1672. Antes de salir, escribió una la primera de sus obras importantes, su autobiografía personal, Gracia al mayor de los pecadores (1966). EN 1675 volvió a prisión durante seis meses por negarse a dejar de predicar; probablemente, fue donde escribió la mayor parte de su obra principal, El Progreso del Peregrino, que tiene dos volúmenes (ahora unidos en uno). En los últimos años de su vida, fue reconocido mundialmente además como clérigo puritano, como uno de los escritores a seguir. Murió de neumonía el 31 de agosto de 1688 en Londres.

CIE en incertidumbre

   Alejandro Soberón está preocupado y tiene razón. ¿Por qué? Se estima que después de un posible arranque el 5 de julio en Austria, el Gran Premio de México (F1) mantendría su fecha programada, contra todos los pronósticos. El asunto es que la sede de la F1 (El autódromo Hermanos Rodríguez), está reconvertido en un hospital alterno para la atención de pacientes de Covid-19. El contrato del IMSS de Zoé Robledo  y la empresa de Alejandro Soberón (pareja de Sasha Sokol, hija de mi inolvidable amiga Magdalena Cuillery) tiene vigencia hasta el 31 de diciembre, por lo que estaría en riesgo el serial y su derrama de 60 millones de dólares. Debieron pensar mejor las cosas y le hubieran pedido el favor a Antonio Cosío de facilitar el Estadio de la Ciudad de los Deportes (Claudia Sheinbaum tendría mejores ventajas porque podría cerrar dos calles de la Colonia Nápoles) que, prácticamente, ahora no tiene ningún uso (deseaban abrir un centro comercial allí, pero el asunto quedó pendiente).

Luz ¿al final del túnel?

   La negativa del Gobierno a endeudarse para “capotear” la crisis económica que dejará a su paso la pandemia, tiene como origen los errores de hace algunos años, en la crisis de 2006—2009, porque gran parte de los apoyos gubernamentales fueron a dar a empresas sin que el Gobierno se recuperara apuntó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina. Podría ser una luz al final del túnel. Y hasta el próximo jueves, ¡abur!