Como resultado del trabajo de coordinación interinstitucional de control y reducción de quemas agropecuarias, se registró una reducción de 25% en los puntos identificados de calor en la megalópolis —integrada por siete entidades federativas: Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Tlaxcala, Puebla, Morelos y Querétaro—para los meses de febrero a abril de 2019 a 2020, reportó la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.

Esta colaboración interinstitucional también se vio beneficiada por el inicio temprano de la temporada de lluvias en diversas zonas del territorio nacional.

De acuerdo con un reporte de la Dirección General de Atención al Cambio Climático en el Sector Agropecuario de la Secretaría, la manera de monitorear los avances en las políticas que desincentivan las quemas se hace a partir de imágenes de satélite que muestran puntos de calor en la superficie terrestre, mismos que se determinan si se trata de una quema agropecuaria o un incendio forestal.

La dependencia federal indicó que la época de mayor cantidad de quemas agropecuarias en el año varía entre regiones, pero éstas son más recurrentes entre los meses de febrero y mayo, periodo en el que a nivel nacional el 40% de los incendios forestales se originan presuntamente por quemas que se salen de control.

Detalló que el municipio de Ahome, Sinaloa, entre 2013 y 2019, en los meses de mayo-agosto, —época de mayor cantidad de quemas—, la reducción de puntos de calor fue de 47%, derivado del Reglamento de Protección al Medio Ambiente del Municipio que regula el uso del fuego en terrenos agrícolas y forestales, el cual prohíbe y sanciona las quemas agropecuarias.

Abundó que en el estado de Chiapas, entre los meses de enero y abril, comparando 2019 con 2020, se observa una reducción de 44% de puntos de calor, en respuesta a la publicación de decretos estatales para la prohibición de la roza y quema en los predios rurales y urbanos durante la temporada de estiaje.

Apuntó que la quema de rastrojos para preparar el terreno ante un nuevo ciclo agrícola representa una práctica ancestral, por lo que disminuirlas ha significado un reto tanto para autoridades locales como estatales y federales.

La quema de rastrojo, indicó, reduce la masa microbiana que aprovecha los nutrientes, afecta la estructura del suelo y reduce la infiltración de agua, haciendo que se pierda la mayoría del nitrógeno y nutrientes de la tierra como fósforo, potasio, calcio y magnesio.

La Secretaría de Agricultura refirió que se diseña un módulo de capacitación para productores que transmitirá información homologada entre el sector productivo y el ambiental, a través del intercambio de experiencias entre productores que ya no usan el fuego con los que lo siguen usando.

Con la participación de la academia se tiene el propósito de compartir y discutir alternativas productivas al uso del fuego y contribuir a evitar los incendios forestales, y con ello seguir en la política federal en cuanto a que el campo no se detiene, añadió.

Además, la iniciativa #MiParcelaNoSeQuema, aplicada en coordinación con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), las comisiones nacionales de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y Forestal (CONAFOR), así como la organización Conservación Internacional México, fomenta prácticas agrícolas alternativas para evitar las quemas, como por ejemplo, la reincorporación del rastrojo como cobertura del suelo para mantener la humedad y evitar la erosión de suelos, a través de una producción más rentable y sustentable.


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