Héctor Zagal
 

Profesor Investigador
Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana (CDMX)

 

Ayer fue el Día internacional de los museos. Fue una celebración un poco triste. ¿Verdad? Los museos del mundo están cerrados y, aunque muchos pueden visitarse virtualmente, no es lo mismo caminar por entre las obras que verlo en un pantalla. Nadie visita a la Mona Lisa ni recorre los pasillos del Castillo de Chapultepec. La experiencia de un museo no es sólo la contemplación de su acervo. Visitar un museo implica también la llegada a éste, recorrer sus pasillos, disfrutar su arquitectura, movernos alrededor de una escultura, sorprendernos con exposiciones temporales, detener nuestra visita y refrescarnos en su cafetería.

La fecha fue elegida por el Consejo Internacional de Museos en 1977. Esta organización se creó en 1946, apenas un año después de terminada la Segunda Guerra Mundial. Los años de guerra pusieron ante nuestros ojos el poder destructivo del ser humano. A las atroces pérdidas de vidas humanas, se le sumaron las pérdidas de patrimonio cultural. Los bombardeos arrasaron ciudades enteras, con sus catedrales y palacios. La rapiña y el saqueo acabaron con colecciones y museos. Dedicar un día especialmente a los museos tiene como propósito generar conciencia sobre su gran valor cultural. Los museos resguardan los más valiosos vestigios del quehacer humano.

Los nazis fueron especialmente atroces, pues además de someter países y asesinar sistemáticamente a personas inocentes, se plantearon el saqueo programático de obras de arte de los países conquistados. Hitler tenía como proyecto la creación de un enorme museo en la ciudad en la que pasó su infancia: Linz, Austria. Ciudad que invadían los nazis, museo que saqueaban. Algunos museos intentaron resguardar sus posesiones para impedir que cayeran en manos de los alemanes. Para recuperar las piezas saqueadas, se formó un grupo especial de curadores e historiadores de arte: los “Hombres de los Monumentos”. Ellos se dedicaron a rastrear los escondites de arte de los nazis y catalogar todas las piezas que encontraran para determinar su procedencia y devolverlas a sus dueños. Gracias a esta labor, se recuperó y preservó gran parte del legado cultural de la humanidad. ¿Vieron la película inspirada en esta historia? Fue dirigida por George Clooney en 2014.

Antes de esta cuarentena, los museos eran uno de los sitios más concurridos para el entretenimiento de fin de semana. Cientos de familias, parejas, grupos escolares o de amigos se daban cita en los museos para pasar el rato aprendiendo y disfrutando. Muchos de ellos ofrecían talleres gratuitos para niños, visitas guiadas, actividades recreativas y foros de reflexión. Los museos eran verdaderos centros de difusión cultural.

¿Qué tanto impactará a los museos públicos el recorte en el presupuesto de cultura? ¿Y la crisis económica que tanto afectará a los museos privados que viven de donativos y de sus visitantes? De acuerdo con datos del INEGI, entre 2017 y 2019, se contaron 23 museos menos en la ciudad de México. En el mismo periodo, se contaron 47 museos menos en el resto de la República mexicana. El cierre de un museo es siempre algo triste. Con las restricciones presupuestarias, la falta de donativos y ahora sin ingresos debido a la cuarentena, el panorama no pinta nada bien.

El arte, la belleza, la historia son un descanso de las preocupaciones diarias. Nos permiten convivir con el pasado, con lo que ha sido el ser humano y nos inspira visiones de lo que puede ser. Vale la pena invertir en la cultura. Espero que la nueva normalidad lo tome en cuenta.

 

¡Sapere aude! ¡Atrévete a saber!

@hzagal

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana