Foto: Cuartoscuro / Archivo Desde casa ha tratado de contribuir a la educación de los niños, aunque confiesa que es una difícil transición que tomó a los maestros por sorpresa  

“Si pudiera regresar el tiempo a antes del 16 de marzo, podría asegurarme de que todos mis alumnos y sus papás estén enterados de las medidas de prevención por el Coronavirus, también los pondría al tanto de aplicaciones y educación por Internet, ser maestra te hace pensar en eso”.

 

Con esa frase fue como Azucena Moreno Valenzuela, una profesora de educación preescolar que por motivos laborales tuvo que migrar de su ciudad natal a Nogales, Sonora, la entrevista con Notimex.

 

Azucena nació en Hermosillo, estudió en la Escuela Normal de la capital del estado y al culminar sus estudios, fue enviada a Nogales a impartir clases, mismo reto que aceptó con entrega al considerar que la enseñanza es una vocación y no necesariamente un oficio.

 

En su tercer día del maestro ya como una representante de esta profesión, la joven educadora no quita el dedo del renglón y asevera que es una fecha donde se reconoce a quienes tienen por misión enseñar a los que no saben.

 

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“Para mí el Día del Maestro es una fecha en donde se reconoce nuestra labor”, comentó la profesora de preescolar, quien también señaló que desde el 16 de marzo, fecha en que el gobierno de Sonora endureció sus medidas preventivas por la pandemia del conocido virus, regresó a la capital del estado con su familia para poder sobrellevar la emergencia sanitaria.

 

Desde casa ha tratado de contribuir a la educación de los niños, aunque confiesa que es una difícil transición que tomó a los maestros por sorpresa.

 

“Desde que anunciaron las medidas preventivas me regresé, pero he estado en contacto con los papás de mis alumnos”, indicó.

 

Dentro de sus planes está volver a Hermosillo, sin embargo, no lo vislumbra en un corto plazo, pues también requiere adquirir más experiencia y confiesa, aprendió a querer a Nogales, se encariñó con sus alumnos y poco a poco ha ido acostumbrándose al estilo de vida de la frontera.

 

Es mucho sacrificio porque estás lejos de las personas que son importantes en tu vida, a veces es frustrante y puede ser muy cansado, pero al ver la sonrisa en el rostro de mis alumnos cuando aprenden algo, darte cuenta que están avanzando en su aprendizaje, te hacen ver que vale la pena todo el sacrificio”.

 

EAM