La semana pasada en Argentina, el mundo del futbol se sacudió con el fallecimiento de un ex futbolista poco publicitado, pero muy famoso de la provincia de Rosario, el “trinche” Carlovich, un héroe del barrio, un héroe del “potrero” como se dice en su país de nacimiento.

Su muerte, su historia, su vida, trajeron a mi mente muchos recuerdos, de esos futbolistas que en sus colonias, que en sus ligas estatales, que en sus barrios simplemente fueron los mejores, que llenaron de ilusión a muchos porque tenían la certeza que serían la gran figura del futbol profesional y sin embargo, eso nunca ocurrió y nos quedamos con un recuerdo y con una historia.

Pero vamos por partes, quien era Tomás Felipe Carlovich, apodado el “Trinche”, un rosarino, que al fallecer, provocó recuerdos de Maradona, Menotti, programas de futbol, etcétera.

Este volante de juvenil fue buscado por varios equipos, dicen que tenía gran clase, que sabía proteger el balón mejor que nadie y era capaz de tirar túneles, sombreritos, terminar la jugada, en fin, un crack.

Es por ello que Rosario Central lo llevó a sus filas en el profesionalismo, donde debutó, pero él simplemente no se sintió a gusto con el “profesionalismo”.

Llegaba tarde a entrenar, algo que no le gustaba mucho, cuenta que la noche era su mejor compañera, el negaba su gusto por el alcohol y se confesaba vicioso de las mujeres.

Así que abandono al Rosario Central y jugaba, se divertía, mejor dicho en el Central Córdoba del ascenso, donde la gente pagaba por verlo jugar. Su gran noche fue cuando antes del mundial de Alemania 1974, la Selección Argentina jugó un amistoso contra un combinado de Rosario.

Para ese juego fueron seleccionados cinco elementos de Rosario Central y cinco de Newell’s Olds Boys. Y uno del ascenso, el famoso “Trinche” Carlovich. El resultado fue un triunfo, señalado como “baile” de los rosarinos y la gran figura el jugador de la segunda.

Cuenta Cesar Luis Menotti que cuando dirigió a la selección rumbo al mundial del año 78 lo convocó a una concentración, sin embargo, Carlovich no fue, simplemente él prefería seguir en su barrio, en su futbol y disfrutarlo como le gustaba.

Murió la semana pasada, cuando lo trataron de asaltar, ahí en su barrio por robarle su bicicleta.

Esta historia me trajo muchos recuerdos, del “fili” o del “pelón” de mi colonia Roma Sur, todos creíamos que serían profesionales, pero a ellos les gustaron más otras cosas y como llegaron se fueron con un potencial enorme y desperdiciado. En todos los equipos profesionales o en cada pueblito de nuestro México encontramos a los que pudieron ser nuestro gran estrella y por x o z razón no llegaron.

Por ejemplo, Ricardo Lavolpe, señala que César Andrade pudo ser el mejor del Atlas, pero un accidente nocturno corto esa promesa.

En lo particular me tocó ver a Floriberto Cano, surgido del América y lo recuerdo porque “Panchito” Hernández QEPD un día me invitó a ver a sus juveniles entrenar. El equipo de Cuauhtémoc, Toledano, Villa, Lara, Terrazas, etc.

Pues bien la figura no era Cuauhtémoc, que claro que destacaba, pero era Floriberto Cano, un crack, al grado que cuando lo vio Paulo Roberto Falcao con 17 años lo debutó, antes que a cualquiera de los otros nombrados en el torneo 90-91.

Flori no quizo ser profesional, el profesionalismo no le gustó, la disciplina no era lo suyo, por más que gente como Mario Trejo y Nestor Verderi lo trataron de encauzar  en el Zitácuaro de ascenso y así se perdió una gran figura, que prefería la talacha en varios estados y hasta en Estados Unidos.

Usted seguro también conoció un héroe del barrio, que pudo, pero no quizo ser esa gran estrella que prometía.

 

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