Sí, claro, hoy el mundo no tiene peor enemigo que el coronavirus SARS-CoV-2, no hay duda. Y tampoco se puede negar que las secuelas económicas dejadas por la enfermedad que produce, el Covid-19, serán devastadoras para las condiciones que conocimos antes del inicio de este año.

 

Pero la desinformación a la que nos enfrentamos en México y en otros países, hace que tanto la enfermedad como la recesión económica se agraven.

 

Nunca será buen momento para que una pandemia ataque al mundo, pero la del Covid-19 lo hizo cuando muchos países optaron por aborrecer a los gobernantes más moderados y preparados para experimentar con carismáticos populistas.

 

No hay que ir lejos para ver los efectos de esos regímenes, pero allá fuera están, por ejemplo, un Donald Trump en lugar de un Barack Obama o un Boris Johnson en lugar de un David Cameron. Hay que ver lo letal que ha sido la combinación coronavirus-Jair Bolsonaro en Brasil, por ejemplo.

 

Algunos de los mejores aliados de esos regímenes son la distracción, la desinformación y la tergiversación.

 

En México vamos a empezar a cosechar los peores datos económicos de los que tengamos referencia. Se van a sumar a los malos datos que ya se habían acumulado tras un 2019 terriblemente malo.

 

Esa evidencia de una caída nunca antes vista en la historia económica de México no servirá, sin embargo, para que el Gobierno federal corrija el camino, haga planes eficientes de recuperación y busque la manera de salir del atolladero.

 

Ya lo anticipó el Presidente, medir el Producto Interno Bruto, para él, ya no es útil. Es mejor la espiritualidad del pueblo. Contra eso no hay más remedio que tratar de explicar a la mayor cantidad de personas que sea posible que sí es importante la medición económica y que tenemos que exigir que las autoridades federales se tomen en serio la defensa de la estabilidad.

 

El reto es hacer ver a la mayor cantidad posible de mexicanos que la estrategia gubernamental no funciona y que es nuestra responsabilidad exigir estrategias efectivas.

 

Hay una enorme incapacidad de los expertos en temas económicos de hacer ver a los demás la importancia de la Inversión Fija Bruta, del Indicador Global de la Actividad Económica, o de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Explicarles que son determinantes para que estén bien, para que tengan dinero que llevar a sus casas, producto de un trabajo bien pagado.

 

Mientras haya tantos que acepten que les jueguen el dedo en la boca con cuentos como el avión presidencial, pasarán por la puerta trasera temas de tanta importancia como la falta de planes económicos concretos o qué tal el decreto presidencial para disponer todo el resto del sexenio de las fuerzas armadas para labores de seguridad pública.

 

Siempre habrá mejor recepción al discurso del vamos bien, del fin del neoliberalismo, del pueblo bueno y no somos como los de antes. Cuando se tienen tantas horas al día de conferencias de propaganda, que son seguidas por tantas personas, es difícil convencer a los ciudadanos que, quien tanto les habla en las mañanas, les engaña y les está fallando como gobernante.

 

                                                                                                                                                    @campossuarez