Nicolás Maduro
Foto: REUTERS/Archivo Hasta el momento, oficialmente Caracas ha detenido a 16 “terroristas”, entre estos a dos ciudadanos estadounidenses que intentaron provocar caos y detonar un “nuevo intento de golpe"  

Desde que en abril de 2013 el presidente venezolano, Nicolás Maduro, asumió su primer mandato, ha calificado algunos acontecimientos como “golpes de Estado” contra su país. Algunos de mayor o menor intensidad pero todos, bajo el supuesto intento de derrocar o dañar su gestión.

 

En febrero de 2014, la oposición encabezó manifestaciones ante la vulnerabilidad de los derechos civiles, la escasez crónica de productos básicos y altos niveles de violencia atribuidos a las políticas económicas adoptadas por el gobierno venezolano.

 

Ante enfrentamientos registrados por los manifestantes, algunos de ellos liderados por Antonio Ledezma, María Corina Machado y Leopoldo López, el gobierno denunció la presencia de paramilitares colombianos e incluso la captura de un mercenario de origen libanés. Maduro acusó a Estados Unidos de apoyar a la oposición con una táctica de “golpe suave”, según reportó en su momento la cadena Telesur.

 

Tras dichas protestas, el gobierno venezolano aseguró que la oposición y los sectores financieros contaban con el apoyo estadounidense para generar desabastecimiento de productos básicos y desestabilizar la nación.

 

Ante esta situación el gobierno creó el Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP), en los cuales las comunidades deberían abastecer y distribuir de alimentos casa por casa.

 

Otro de los “atentados” más sonados, fue la denominada ‘Operación Yunque-Martillo’, en agosto de 2018, en el que explotaron drones “armados con explosivos” durante un acto por la conmemoración de los 81 años de la creación de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

 

El mandatario anunció tener sospechas de estadounidenses y pidió al presidente de aquel país, Donald Trump, abrir una investigación al respecto. También culpó al entonces mandatario de colombia, Juan Manuel Santos, de ser el presunto instigador del atentado y a la oposición.

 

A inicios de 2019, el entonces diputado del partido ‘Voluntad Popular’, Juan Guaidó, se autoproclamó “presidente interino” de Venezuela en una concentración con militantes de la oposición al cuestionar la legitimidad del segundo mandato de Maduro por irregularidades realizadas en las elecciones presidenciales, realizadas en mayo del año anterior.

 

El 30 de abril, Guaidó y seguidores anunciaron la “fase final” de la ‘Operación Libertad’, insurrección cívico-militar, a la que Maduro señaló de golpista y felicitó a sus aliados porque “lideraron la derrota del pequeño grupo que trató de llenar de violencia” su país apoyados por la oligarquía colombiana y el imperio estadounidense.

 

Aunque las sanciones económicas estadounidenses a cercanos a Maduro se desarrollan desde 2008, en 2018 con la llegada del presidente estadounidense, Donald Trump, se firmó una orden que impide a los estadounidenses realizar transacciones con monedas digitales emitidas, por, para o en nombre del gobierno venezolano además de acrecentar las normas sobre empresas en Caracas.

 

En marzo pasado, el Departamento de Justicia estadounidense acusó al mandatario venezolano de “narcoterrorismo, corrupción, tráfico de drogas y traslado de armas ilegales” a Washington desde 1999. El canciller venezolano, Jorge Arreaza, lo catalogó como “una nueva modalidad de golpe”.

 

Maduro respondió a la recompensa de 15 millones de dólares ofrecidos por el país norteamericano ante cualquier información que permita su captura, y se dijo listo para pelear si aquel país y la vecina Colombia se atrevían a invadir su país.

 

Las más reciente “intentona” ocurrió el domingo 6 de mayo, cuando supuestos mercenarios llegaron al estado venezolano de La Guaira, y una segunda el lunes en las costas de Aragua.

 

Hasta el momento, oficialmente Caracas ha detenido a 16 “terroristas”, entre estos a dos ciudadanos estadounidenses que intentaron provocar caos y detonar un “nuevo intento de golpe”, orquestado aparentemente por las dos naciones siempre señaladas por Maduro, Colombia y Estados Unidos.

 

La víspera tanto Trump como el Consejo de Seguridad Nacional (NSC, por sus siglas en inglés), por medio de un  comunicado, negaron estar ligados a la supuesta intentona de invasión de un pequeño grupo armado a territorio vernezolano.

 

“Si quisiera ir a Venezuela, no lo ocultaría. No enviaría un pequeño grupo, se llamaría Ejército ”, dijo Trump este viernes en entrevista exclusiva en el programa ‘Fox & Friends’ al ser cuestionado por la participación de dos de sus connacionales, arrestados por una supuesta “incursión fallida” en Caracas.

 

En tanto, el NSC señaló en su comunicado que la Casa Blanca no tuvo “nada que ver” con los ciudadanos estadounidenses que intentaron desembarcar en las costas venezolanas y, posteriormente, fueron detenidos por las fuerzas del gobierno de Maduro.

 

PAL