Tomás Felipe Carlovich El Trinche
Foto: Especial "El Trinche", como era mejor conocido, nunca brilló en primera. De hecho solo tuvo tres partidos en la máxima categoría del balompié argentino  

Hoy más que nunca resonaron de nueva cuenta las historias que revivieron los bellos momentos que Tomás Felipe Carlovich regaló a todos aquellos que se deleitaron con sus habilidades en el campo y a quienes crecieron con su leyenda. Su partida obligada por unos malvados lo coloca ahora como otro de los grandes mitos del balompié mundial.

 

Carlovich no goza ni gozó nunca del reconocimiento colectivo en el mundo del futbol. Sin embargo, en Rosario, rincón del planeta donde han emanado algunos de los más brillantes talentos con el balón, la historia es otra.

 

Para las generaciones nacidas y formadas a partir de los 80, Carlovich no resuena con la vigorosidad que lo hacen Menotti, Kempes, Bielsa, Pochettino, y más recientemente, Messi. Esos apellidos no son ajenos para nadie que le guste el futbol, pero para ellos, Carlovich es uno más de su grupo.

 

“El Trinche”, como era mejor conocido, nunca brilló en primera. De hecho solo tuvo tres partidos en la máxima categoría del balompié argentino, cifra endeble y comprensible como para no tener registro en la memoria de esa etapa. Algo similar con Carlovich y su apodo, quien mencionó que uno de sus amigos de la infancia lo rebautizó de esa manera. Nunca se tomó la molestia de saber por qué y adoptó el mote por el resto de su vida.

 

 

En la actualidad se exigen pruebas de cualquier cosa, si son en forma de material audiovisual, mejor. Para sostener los relatos heroicos del “Trinche”, se debe uno fiar de la palabra de sus hinchas y de aquellos que por accidente o por iniciativa propia acudieron al estadio Gabino Sosa, casa de Central Córdoba, y donde dieron fe de sus habilidades.

 

Alejado de los reflectores de la prensa como es habitual en las divisiones inferiores, Carlovich transitó por la tercera división de Argentina con Central Córdoba, luego de llegar a primera con Rosario Central en 1969, club con el cual sólo jugó un partido. Su orgullo por no ser considerado con los “canallas” lo hizo buscar otro destino, y lo encontró con el Flandria, cuadro de la Primera B, donde estuvo un temporada en 1971.

 

Con los “Charrúas”, el Trinche forjó sus proezas a partir de 1972 y luego en el 73, cuando el equipo ganó el campeonato de la Primera C y ascendió. En el 74, la Primera B atestiguó la calidad del 5 con asombro.

 

En 1974 como preparación para la Copa del Mundo de Alemania, la Selección Argentina acudió a Rosario para jugar un amistoso contra una selección de la ciudad. El equipo lo conformaron jugadores de Rosario Central y Newells más Carlovich.

 

La historia relata que era tanto el derroche de buen futbol en la cancha, que el técnico de la albiceleste, Vladislao Cap, pidió sacaran del partido al “Trinche” y evitar un bochorno más grande.

 

Al final el combinado rosarino ganó por 3-1 y uno de los que presenció la exhibición del caprichoso volante fue Mario Kempes, quien fuera campeón del mundo con Argentina en 1978.

 

 

LA OPORTUNIDAD QUE LA FORTUNA HECHO A PERDER

Carlovich también incursionó en las ligas regionales, ejemplo de esto fue su estancia en tres ocasiones en la Liga Mendocina de Futbol, donde el mismo “Trinche” llegó a confesar que no estaba en su ambiente.

 

Independiente Rivadavia en 1976, Deportivo Maipú en 1978 y Andes Talleres Sport Club en 1979 fueron los tres equipos en los que militó en Mendoza.

 

Pero en medio de ese periplo, tocó a su puerta la oportunidad de volver a los primeros planos. Colón de Santa Fe lo fichó en 1977 y volvió a la primera argentina, aunque no por mucho.

 

Apenas dos partidos había disputado con la casa rojinegra, cuando se rompió el aductor derecho. El técnico puso en duda la veracidad de su lesión y cuando los médicos demostraron que sí estaba lesionado, el “Trinche” dejó al equipo argumentando que le molestó mucho que no confiarán en él.

 

 

MEJOR QUE MARADONA

Para los habitantes de Rosario, especialmente quienes crecieron viendo su talento desplegarse en el rectángulo, no hay duda de que el “Trinche” es el mejor jugador que pisó esas tierras. Hay quienes aseguran que los caños que propinaba a sus rivales nunca nadie los ha igualado. “Cuando un adversario se comía un caño y apenas lo terminaba de asimilar, el ‘Trinche’ ya le estaba haciendo otro caño de vuelta”, se escucha por los barrios de la ciudad. Se puede decir que ya lo traía en la sangre, pues su padre fue un plomero yugoslavo que llegó a la Argentina para seguir rebuscándose la vida.

 

 

No hay más que un puñado de fotos que constatan su presencia en los equipos y campos en donde jugó. De una grabación en video hay que olvidarse y de una repetición de un gol suyo por los narradores, habrá que pedir a quienes lo escucharon en vivo que la repliquen para imaginarse lo que fue.

 

Sin embargo, hay algo que hace creer a los rosarinos respecto a Carlovich. Su emoción al hablar de él y la devoción que le profesan distintas generaciones, en especial las que se criaron con su relato, son equiparables a lo que se vive por Maradona en el resto de Argentina.

 

Hay quienes dicen que Carlovich no corría, que nunca exigió a su cuerpo con los desgastes propios de un volante que genera para los demás. También comentan que no hacía falta que lo hiciera; el toque tan único que poseía con el balón en sus pies era suficiente para dar el pase preciso y crear la oportunidad inmejorable para que sus compañeros quedaran como protagonistas ante la mejor jugada del partido. Eso es lo que enamoró a los espectadores, si de repente pegaba una carrera, era un lujo inesperado.

 

Ellos son los mismos que aseguran que por no haber transitado en primera no se lo puso en el lugar que merece. El “Trinche” tuvo la chance de salir a Europa, se comenta extraoficialmente, aunque él mismo rechazó estar lejos de su adorada Rosario. Si ya era un suplicio estar en otra ciudad dentro de Argentina misma, ir al otro lado del mundo nunca estuvo en su cabeza.

 

Hace pocas semanas, los dos ídolos se encontraron por primera vez en su vida. Si bien ambos ya se profesaban admiración mutua, nunca lo habían externado de frente.

 

En una visita de Gimnasia y Esgrima La Plata a Rosario en febrero, unos dirigentes de Central Córdoba convencieron a Carlovich para ir a la concentración del equipo visitante. En medio de una entrevista con los medios, Maradona se percató de la presencia del invitado de lujo y no dudó en acudir.

 

Durante el emotivo encuentro, Carlovich le manifestó a Maradona: “Diego, vos fuiste lo más grande que vi en mi vida, ahora puedo morir tranquilo”. El Pelusa no ocultó sus sentimientos y le recalcó: “‘Trinche’ vos fuiste mejor que yo”.

 

Alguna vez Maradona dijo: “mi mamá me consideraba el mejor del mundo, y si ella lo dice, es verdad”. Los relatos y el mismo Diego ofrecen esa misma postura sobre Carlovich, y si ellos lo dicen… puede que sea verdad.

 

 

 

 

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