Este es un homenaje a todas las mamás: a las que unen a su familia, a las que decidieron adoptar y a las que dieron a sus hijos en adopción, a las que lo hicieron solteras, a las tías que nos criaron, a las abuelas que fueron madres por partida doble: hijos y nietos, y a todas y cada una de ustedes que forman a la sociedad mexicana. Gracias.

 

Mamá 24 horas al día

Gerardo Tello

No hay palabras para describir lo dichoso, agradecido, y bendecido que soy por tener a una mamá como tú. No sólo me has cuidado, dado sabios consejos desde que era niño, sino que también me has apoyado, querido, y hecho reír cuando más lo necesito.

Guardo muy bonitos recuerdos de mi niñez, y eso es porque en todo momento siempre estuviste a mi lado. Desde irnos de pinta al cine todos los martes, a cenar, de compras, hasta estudiar llegada la madrugada para el spelling bee, siempre estuviste ahí con una gran sonrisa y con toda la actitud positiva. En esos momentos sabía que eras especial, pero ahora me doy cuenta de que eres mil veces más especial de lo que imaginaba cuando era niño.

Todo lo que he hecho y he logrado ha sido por tu gran ejemplo, dedicación, sacrificio, horas de desvelo, consejos y, sobre todo, amor. Siento un gran orgullo al poder decirte mamá y tener la confianza de platicar contigo de todo. El gran sentido del humor que te caracteriza me pone siempre de buenas, y tu actitud me inspira a seguir adelante y poder ser como tú.

Te mando un abrazo con todo mi cariño, cada día te valoro aún más. Gracias por siempre estar a mi lado, apoyarme, y por ser un gran ejemplo de vida. Te admiro, quiero, y sabes que soy—y siempre seré—tu fan número uno.

Te quiero mucho.

 

Recuerdos a mi madre

Ernesto Santillán

Adriana es mamá desde hace 30 años. Tiene un hombre y una mujer, ambos adultos. La menor, ya también es madre. Hoy en su día, les dejo algunos recuerdos que nos hacen la familia que somos.

Desde que nací mi madre es lo más preciado que tengo. Luego llegó mi hermana y se unió al club. No fue fácil. Al principio yo quería a mi mamá solo para mí. De hecho, la primera pelea entre hermanos, la cual admito yo empecé, fue por el amor de nuestra madre.

No entendía -apenas tenía dos años de conocerla- que a ella le sobraba amor para los dos.

El primer coraje
Regreso de jugar en el jardín y veo que mi madre está dándole de comer a la nueva integrante de la familia. Quería la atención aunque fuera por las malas. Me paré enfrente de ella, agarré un tubo de crema que tenía a la mano y lo vacíe en la alfombra mientras me veía y cargaba a mi hermana.

Los celos pasaron rápido y se transformaron en un lazo que entre risas y pleitos se volvió inquebrantable.

Los veranos
Todos los años al terminar el ciclo escolar los tres nos íbamos a Mérida a pasar las vacaciones. Entre primos, tíos y abuelos; la playa, la alberca, los accidentes, las peleas y los torneos de póquer vivimos algunos de nuestros mejores momentos.

La nueva generación
Hoy veo cómo mi madre se convirtió en abuela, mi hermana en mamá y entre las dos en un super combo del cual la más beneficiada es mi sobrina, con quien ahora libro una batalla, pero no por el amor de mi madre, sino por su arroz con leche.

LEG