El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), informó que busca reducir la presencia de mosca blanca en la producción de algodón en el norte del país, a través de acciones de control biológico orientados a disminuir el manejo de insecticidas.

“Las alternativas propuestas a los productores están enfocadas a la convivencia con el insecto, sin ocasionar daños en la planta y al medio ambiente, ni erogaciones a los productores”, dijo el especialista del Centro de Investigación Norte Centro del Instituto, Jorge Maltos Buendía.

El responsable del Proyecto Manejo Integrado de Mosca Blanca, Bemisia spp, especificó que lo que se busca es incrementar la productividad económica del algodonero en la zona norte de México.

Explicó que el manejo integrado se refiere “a la convergencia de todas las estrategias que permiten combatir la mosca blanca, dejando como última opción el control químico”.

El investigador aseveró que “es importante relacionar el incremento de la mosca blanca respecto a sus depredadores, y mostrar al productor la posibilidad de evitar aplicaciones de insecticidas contra la plaga si se mantiene la presencia en abundancia de los organismos benéficos que favorecen el cultivo, como arañas, catarinas, chinches y avispitas parasitoides, larvas que se alimentan y desarrollan en el cuerpo de otro, sin contaminar la fibra”.

Los expertos del INIFAP estudian metodologías adecuadas para cuantificar el grado de afectación que provocan las poblaciones de esta plaga, así como su manejo, ya que la infestación, repercute en la economía de los productores, principalmente, en el norte de México, donde se ubica la mayor parte del cultivo de algodón.

Señalaron que el año pasado trabajaron en la Comarca Lagunera para conocer la dinámica de la población de la mosca blanca en el algodón y en cultivos como el melón.

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la primera etapa del proyecto se dio con la concientización de los productores y capacitación para el muestreo en los predios y ahora se observa el impacto de las liberaciones controladas de insectos benéficos y evaluación del daño a la fibra.

Aseguró que la última etapa será el próximo año con estudios de evaluación de resistencia en los insectos para determinar los insecticidas que no surten efecto en la plaga y evitar su uso en el campo.

 

ica