Aquí, tres grandes paradojas de la pandemia y de la crisis provocada por el Covid-19:

 

  • Las principales medidas para combatir la pandemia son el aislamiento y el distanciamiento social, acciones que bajo otro contexto serían altamente individualistas, pero que hoy resultan solidarias. Las personas se quedan en casa y han reducido dramáticamente sus relaciones sociales. Estos comportamientos seguirán siendo una constante mientras el virus sea una amenaza. Por ello, parecería que la batalla contra la enfermedad es individual, pero no es así. Sólo si todas las personas nos comportamos de manera colectivamente responsable podremos vencer a la pandemia. La acción individual es marginal, pero la suma de voluntades permitirá a los países salir adelante.

 

  • Cada país está diseñando políticas a nivel nacional, de acuerdo con sus prioridades y realidades, pero la solidaridad internacional será fundamental para vencer a la pandemia. Hasta el momento han existido algunos gestos aislados de solidaridad internacional, sin embargo, la generalidad ha sido que cada país está actuando por su cuenta para tratar de dejar atrás lo peor. Es algo natural ante la velocidad de la pandemia, pero en el mediano plazo las naciones tendrán que tratar a ésta como lo que realmente es: un problema global que, como se está demostrando, no conoce ningún tipo de fronteras.

 

  • El mercado pide más Estado. La mano invisible que las y los defensores del mercado tanto admiran ha sido inservible para combatir la crisis. En todos los países está quedando claro que el Estado es una fuente creadora de riqueza y que su papel no puede seguir siendo ignorado. Sin duda, de esta paradoja se desprenderá un nuevo orden en el que el Estado recuperará el rol y las dimensiones que por tanto tiempo fueron soslayadas por el libre y débil mercado.

 

Es interesante que en medio de la crisis se vuelva más evidente que no solamente la economía es controlada por unos pocos, sino que en muchos países la democracia es también la del 1% más acaudalado, que a través de su riqueza ha logrado hacerse del poder político para tratar de diseñar las reglas a su favor. En lugares como México, donde el proyecto de nación busca la separación entre lo político y económico, las tensiones se hacen más evidentes que en otras latitudes en donde las políticas de reactivación económica son diseñadas a partir de la simbiosis entre ambas fuerzas.

 

Éstas son sólo tres de las paradojas que la pandemia está trayendo consigo y que apuntan a que, una vez superada la emergencia, los gobiernos de los países que quieran evitar otra crisis de esta magnitud deberán construir un nuevo orden que les permita prevenirla. Al final habrá dos formas de hacer las cosas: continuar con la misma receta que hoy tiene al mundo paralizado o tratar de construir sociedades más justas e igualitarias.

 

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