Foto: Reuters/Archivo La mandataria espera que el 75% de la economía vuelva a operar  

Este lunes, la primera ministra de Nueva Zelanda, anunció que el país ha ganado una significativa batalla contra el Covid-19.

“No hay grandes contagios locales. Hemos ganado la batalla”, dijo la primera ministra, Jacinda Ardern, durante una rueda de prensa en Wellington.

Ardern quien mostró optimismo y al mismo tiempo cautela, señaló que el país podría haber tenido más de mil casos al día si no hubiera aplicado medidas estrictas con urgencia.

“Para lograrlo debemos rastreas los últimos casos. Es como buscar una aguja en un pajar”, dijo la mandataria, además de anunciar que evaluará el 22 de mayo si se rebajarán más las restricciones.

El caso de Nueva Zelanda muestra que el éxito frente al coronavirus no significa que podamos bajar la guardia y continuar con nuestra vida normal. La gente debe mantenerse en confinamiento y continuar con las restricciones. La primera ministra señaló que la batalla contra el Covid-19 seguirá hasta que no exista una vacuna, lo que no se cree posible hasta dentro de 12 o 18 meses.

El país con cinco millones de habitantes ha recibido el reconocimiento de otros países por el manejo de la pandemia y se encuentra entre los pocos que pretende erradicar la enfermedad por completo.

Hasta este lunes, tenían mil 112 casos confirmados y 19 fallecidos, y una tasa de transmisión del 0.4% frente a la medida internacional del 2.5%.

Eliminación en lugar de mitigación

La baja densidad de la población en el país es una ventaja, ya que el virus se contagia mucho más fácilmente en las aglomeraciones. La ubicación remota del país, los pocos vuelos que transitan y la facilidad para cerrar sus fronteras también son factores que explican el éxito.

Dichos factores podrían significar la clave de su éxito; lo que parece una estrategia que podría aplicarse en cualquier lugar. Actuar rápido y testar ampliamente a la población.

La primera ministra aplicó medidas drásticas, como el confinamiento para toda la población durante un mes y el cierre total de fronteras, lo cual hizo desde el primer momento.

Doce días después, cuando el país registraba 102 casos confirmados y ninguna muerte, Ardern optó por el bloqueo total del país en una estrategia de eliminación de la enfermedad en lugar de la mitigación, la cual se aplica en muchos lugares con muy poco éxito.

Dicha estrategia fue una de las más duras del mundo desde el principio, con playas, parques infantiles, oficinas y escuelas cerradas, lo mismo que bares y restaurantes, incluso los que ofrecían comida para llevar, pese a que el número de infectados era muy bajo.

De nivel 4 a nivel 3, la “sala de espera”

Nueva Zelanda pasó el martes del bloqueo del nivel cuatro al nivel tres, lo que significa que la mayor parte de las empresas podrán abrir. Entre los negocios que recuperan la actividad se encuentran los restaurantes con comida para llevar (los otros tendrán que esperar).

“Podemos decir, con confianza, que no tenemos transmisiones comunitarias en Nueva Zelanda. La clave ahora es mantener eso”, dijo Ardern.

La mandataria espera que el 75% de la economía vuelva a operar.

El gobierno señaló que la ciudadanía tendrá que permanecer en su “burbuja”, por lo que las reuniones masivas continúan prohibidas, los centros comerciales siguen cerrados y la mayor parte de los niños no han vuelto a la escuela aún. Además la frontera permanece cerrada.

Sin bajar la guardia 

Muchos expertos recomendaron la cautela, advirtiendo que un “deshielo” de las medidas de confinamiento demasiado rápido, no seguido por la ciudadanía, puede ser muy peligroso.

Siouxsie Wiles, microbióloga y profesora de la Universidad de Auckland que señala que “si volvemos la espalda durante sólo un minuto, estaremos en riesgo de un serio brote de nuevo”.

Wiles recuerda que Nueva Zelanda no dispone de un gran numero de unidades de cuidados intensivos, es por eso que la ministra se vio en la necesidad de actuar con celeridad.

El confinamiento se relaja

Australia ha alcanzado un éxito similar al de Nueva Zelanda y, por esta razón, las autoridades reabrieron esta semana, con restricciones, las playas de Sidney a los bañistas y surferos tras un mes cerradas. De forma similar, algunas escuelas comenzaron a impartir clases esta semana.

Australia reportó 12 nuevos casos de coronavirus el martes. El país consiguió reducir la tasa de Covid-19 por debajo del 0.5% durante la semana pasada.

 

con información de medios

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