Foto: Cuartoscuro/Archivo Hoy no hay necesidad de empujar a otra persona para ingresar al vagón. Se ingresa con fluidez  

Alejandro ha viajado en Metrobús, de la estación El Caminero hasta Insurgentes, en lo que él llama un viaje exprés.

Antes de la pandemia por coronavirus, le tomaba casi dos horas recorrer las 31 estaciones. Pero ahora, en tiempos en que el virus COVID-19 ha confinado a la megalópolis con 22 millones de habitantes a resguardarse en su hogar, le ha tomado la mitad del tiempo.

Alejandro es asesor de ventas en una tienda de autoservicio lo que le ha impedido suspender su actividad laboral o hacerlo desde casa.

“Es muy rápido y ahora sí todos los vagones van vacíos, en donde los trayectos largos nunca se sentaba uno, actualmente sí. En ese trayecto me vengo haciendo casi hora y media o dos horas, ahorita me hice casi 40 minutos, del Caminero a Insurgentes”, comparó.

“Hay veces que si uno se quiere estar o irse sentado se tiene que esperar alrededor de media hora; ahorita agarras, subes y te vas sentado”, contó.

Pese al alto grado de contagio del virus, Alejandro se siente seguro de viajar en el transporte público.

“Sí, porque bueno la mayoría de veces son vagones vacíos, son personas que tenemos que laborar. Y más que nada se anda regalando el gel antibacterial. La semana pasada que viajé en el metro te estaban regalando lo que es el cubrebocas”, dijo.

Alejandro tiene razón cuando dice que los autobuses del metrobús Insurgentes viajan con menos personas que antes. En un día típico, a las 9 horas los usuarios atestan los autobuses: Empujan, manotean, esquivan, golpean, para abrir un pequeño espacio que les permita ingresar en un lugar en el que ya no cabe nadie más y que la puerta tiene dificultades para cerrar.

Hoy no hay necesidad de empujar a otra persona para ingresar al vagón. Se ingresa con fluidez. El vagón asignado a las mujeres tiene 18 espacios y sólo hay dos asientos disponibles, lo que no sucede en un día típico.

En contraste, el vagón asignado principalmente para el traslado de hombres viene más saturado, no hay ningún espacio disponible y hay personas de pie que se toman del tubo metálico. Lo que también se observa es que algunos no portan cubrebocas, a pesar de que es una medida obligatoria impuesta por el Gobierno de la Ciudad de México en la fase 3 de la emergencia sanitaria. Lo mismo se repite en el metrobús Reforma.

La frecuencia de paso de los autobuses no es tan rápida como desean lo usuarios. Algunos vagones pasan en dos o tres minutos, pero otros demoran hasta ocho minutos. O hay quienes dicen que hasta 15 minutos, reporta un mujer policía asignada a una estación de metrobús Insurgentes.

“De un 100 por ciento, se ha visto como un 25 o 30 por ciento de usuarios. A la gran mayoría se le da la indicación de que usen su cubrebocas, se enojan, se molestan, porque esa indicación nos dieron a nosotros. Algunos les colocamos el gel y no quieren, son muy groseros. Otros sí lo requieren, no los piden, no los exigen”, expuso la mujer que no quiso dar su nombre.

“Pero regularmente esta estación que es Reforma, aquí de la línea 1 del tramo 2 sí era muy concurrida, ahora con el tema de la pandemia del coronavirus, ahorita que estamos en la fase 3 no es tan fluida. Metrobús ha regulado el tránsito pasan de cada 15 minutos, cada 20 minutos, a dirección La Joya e Indios Verdes. Por decir ahorita ya tardó uno en pasar, pasa otro en unos 15 minutos a unos 20 minutos”.

 

EFVE