Mensajes mixtos. Por un lado, en las redes sociales operadas por un publicista o publirrelacionista, todos reflejan consciencia, empatía, apoyo a las autoridades, sumisión a lo que dicen los expertos en salud que es encerrarse. Por el otro, en el comportamiento, ese sí dependiente de la voluntad y genuino compromiso de cada cual, vivir al margen de las reglas.

Tom Brady ha sido el último de un listado desafortunadamente amplio. José Mourinho entrenando a un grupo de jugadores del Tottenham en un parque del norte de Londres; Cristiano Ronaldo utilizando el estadio de Madeira, con más gente ahí, para afinar su puntería; Floyd Mayweather encabezando una caravana de ciclistas por las calles; y ahora Brady en su nueva ciudad, Tampa, sorprendido por una patrulla tras invadir un parque que estaba cerrado.

Todos ellos disponen de mansiones en las que no les faltan espacio ni recursos para conservar su condición física, aunque lo importante, más que si Cristiano mantiene la contundencia ante la portería rival y Brady el brazo en búsqueda de sus receptores, es que no están respetando los protocolos de seguridad. Sí, están asumiendo que por ser quienes son les aplican otras regulaciones y se están exponiendo. Muchísimo más grave, están exponiendo a los demás por el mensaje que emiten. Siempre coincidiré en que un deportista no eligió ser ejemplo de nada ni para nadie, sólo quiso practicar este deporte. No obstante, en la crisis de salud más importante para varias generaciones, algo más se tendría que esperar de ellos.

No es suficiente el argumento de ya haber donado, de ya haber transmitido palabras de apoyo o guía, de ya haber prestado la imagen para amplificar un mensaje. Los deportistas, a mayor sea su nivel y reconocimiento, tendrán que comportarse con mayor responsabilidad.

Un seguidor de Brady, de Cristiano, de Mayweather, los tres en el listado de lo mejor en la historia de sus respectivas disciplinas, podrá relajar medidas al contemplar sus imágenes en el exterior. De poco servirá, en tal caso, que sus community managers se empeñen en subir posteos prudentes: antes que la letra, se lee la imagen… y su imagen rompiendo la cuarentena ha sido muy clara.

Hay tiempo para cada cosa y, por mucho que cueste a algunos asimilarlo, el del deporte no ha vuelto a ser. Así que, en lo que se retoman las condiciones para que recuperen su pedestal de superhéroes, en lo que regresan a la dinámica donde todo les es aplaudido y permitido, hoy han de vivir como humanos. Y los humanos, por ricos o glamurosos que sean, hoy están encerrados.

No hablamos de novatos sin la experiencia para admitir que son de carne y hueso. Tom Brady tiene 42 años. Floyd Mayweather 43. Cristiano Ronaldo 35. José Mourinho ha entrenado en la élite por al menos quince. ¿O piensan que como protección ante el Covid-19 sirven de algo los anillos de Super Bowl, los cinturones de campeonato, los Balones de Oro, las Champions League? No, no sirven. Tampoco los cientos de millones de dólares que, con indiscutible mérito, han ganado en sus carreras.

Si se quieren ayudar, que sean los primeros en leer lo que colocan sus publicistas a su nombre. De paso, lograrán algo más importante que es ayudar a la sociedad que los reverencia.

 

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