Partera
Foto: Reuters Las parteras tienen más trabajo debido a la epidemia de coronavirus por temor al contagio.  

Juanita Zárate dice que ha visto nacer a cientos de niños en sus 45 años como partera en una comunidad indígena de México. Ahora, en medio de la epidemia del coronavirus, asegura que ha atendido a más parturientas que prefieren sus manos antes que ir a un hospital donde temen ser contagiadas.

 

En su hogar, en el municipio Unión Hidalgo del sureño estado Oaxaca, la también maestra atiende a las embarazadas en un sencillo consultorio. Afirma que se ha preparado en los servicios de salud estatales y ha hecho cursos de partería, una ocupación con profundas raíces culturales en el país.

 

“En estos meses, por el problema del coronavirus, por el miedo de no contagiarse hay más partos (en su hogar)”, dijo la indígena zapoteca, de 60 años, sobre la enfermedad que ha infectado a casi 8,800 personas y matado a 712 en la nación latinoamericana.

 

En una pequeña camilla, la única partera tradicional de la municipalidad asiste a las parturientas, a las que examina el vientre bajo la luz de una lámpara que ilumina también las paredes color verde del pequeño cuarto, dotado de pocos enseres.

 

El domingo pasado, una mujer a la que no solía atender llegó sorpresivamente a su casa por la madrugada con dolores de parto. Pese a tener una cita en un hospital para días después, la criatura no podía esperar y la madre tenía miedo de que si iba al centro médico pudiera infectarse de coronavirus.

 

“Con esa enfermedad que está puede ser que también se me enferme el bebé”, dijo Mariana, de 29 años, y quien declinó dar su apellido.

 

“Es más de confianza, pues yo digo que es más rápido que te atienden, te ponen mas atención que estar allá en el hospital”, dijo mientras se sobaba el enorme vientre y esperaba el desenlace de manos de la matrona.

 

Mariana, también indígena zapoteca, dijo que sus otros dos hijos nacieron en centros médicos. Pero Arcelia lo haría con Zárate, quien contó que muchos médicos demeritan su labor y consideran que trabaja en condiciones insalubres.

 

Y, en efecto, la niña vino al mundo casi cinco horas después en un alumbramiento presenciado por la suegra de Mariana, quien le apretaba duro una mano mientras paría. Inmediatamente la bebé, aún llorando, fue colocada sobre el pecho de su madre.

 

La “cigüeña zapoteca” dijo que tiene previstos cuatro partos en abril y entre cinco y siete para mayo, más de los entre dos y tres mensuales previos al coronavirus, además de los que llegan de sorpresa. Ellos engrosarían los alrededor de 2,500 nacimientos de los que dijo tener registros.

 

El Fondo de Población de las Naciones Unidas sostiene que si todas las parteras fueran capacitadas formalmente podrían evitar dos tercios de todas las muertes maternas y neonatales en el mundo y prestar el 87% de los servicios esenciales de salud sexual, reproductiva, materna y neonatal.

 

No obstante, solo el 42% de las personas con conocimientos de partería trabajan en los 73 países donde ocurre más del 90% de las muertes maternas, neonatales y casos de mortinatos.