Es preferible una agria discusión por proponer distintas maneras de ayudar, que una silenciosa armonía porque nadie tiene la menor preocupación o empatía por los demás.

Los mejores tenistas del mundo entraron en una compleja polémica luego de que Novak Djokovic, el número 1 mundial, planteara un esquema de distribución de dinero de los raquetistas más célebres hacia los menos consolidados.

El serbio, respaldado por los otros dos grandes, Rafa Nadal y Roger Federer, estableció el siguiente marco: los cinco mejor rankeados, donar 30 mil dólares cada uno; los siguientes cinco del escalafón, veinte mil cada uno; del 10 al 20, 15 mil; del 20 al 50, 10 mil; del 50 al 100, 5 mil; las mejores 20 parejas, otros 5 mil.

Así se reunirá más de un millón de dólares al que se agregará otro millón y medio ya disponible, totalizando 2.5 millones a distribuirse entre los clasificados 250 y 700, muchachos que viven al día, dependiendo de los premios que van recolectando en los torneos hoy cancelados.

Novak especificó la diferencia de su idea en relación con la de la ATP: “Han planeado apoyar a jugadores clasificados entre 150 y 400, pero Rafa, Roger y yo hablamos ayer y proponemos que es más importante apoyar a jugadores entre el 250 y el 700. La mayoría de los mejores 250 han tenido ingresos por clasificatorios de Grand Slam, incluso por el Abierto Australiano de meses atrás”.

Sin duda, su prioridad es clara: que el dinero llegue a los de verdad necesitados. Sin embargo, algunos que están entre el 100 y el 150 protestaron al verse excluidos. Si se analiza caso por caso es una realidad que ahí se encontrarán varios todavía con limitaciones. Pese a eso, la lógica de los tres mejores tenistas de la historia es que debajo del lugar 250 lo común es que casi ninguno tenga patrocinios o apoyos de sus federaciones.

La solidaridad llegará más lejos. Si este 2020 culminara sin que se pudiera reanudar la temporada de tenis (en teoría, volverá en junio; en la práctica, nadie sabe), Djokovic sugiere que los premios del Abierto Australiano del próximo año se canalicen a esa misma causa: no engrosar las bultosas cuentas de los astros, sino las más modestas de los anónimos.

En deportes de conjunto, el jugador cobra de forma fija en un equipo y mantiene ingresos incluso en estos complejos días (asumiendo que, en esta contingencia, varias entidades han debido prorrogar nóminas o recortar salarios). En el tenis quien no juega no cobra.

Ahí queda una espléndida lección para las demás disciplinas. Todos están sufriendo esta crisis, todos la sufrirán por un largo tiempo, todos sin excepción. Nadie como los equipos más pequeños, sostenida su subsistencia de cada ingreso. Lo mismo a nivel selecciones, la mexicana es de las más acaudaladas. ¿Cómo sobrevivirán otras que subvencionan sus gastos anuales gracias a las fechas FIFA en la que su representativo nacional juega? Recordando: no tiende a haber fechas FIFA de aquí a quizá marzo de 2021.

La propuesta de Djokovic tiene ángulos y puede ser mejorada. No obstante, es preferible infinitamente la polémica por cómo ayudar, que el silencio porque los afortunados están estáticos, viendo (o haciendo como que no ven) esta brutal tormenta desde su lujosa ventana.

 

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