“Muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija”. Quizá el recién identificado coronavirus conoce bien este renglón del clásico de Juan Rulfo, Pedro Páramo y por ello ha evitado llegar a Comala, pueblo mágico de Colima, y donde aún no se ha confirmado ningún caso del Covid-19.

Juan Rulfo, jamás se habría imaginado, que con su realismo mágico se pudiera ahuyentar un virus. C Comala ya vivió, en letras del escritor mexicano, algo peor que una pandemia, ya está “vacunada”, cuántos verían las ánimas en pena, caballos desbocados, prófugos que regresan a su terrible punto de partida, que describe el autor.

Quizá por ser El pueblo blanco de América o por su orografía, Comala, como algunos otras comunidades de México, dejarán el “quédate en casa” más pronto que muchos. La magia de esta comunidad colimense, dicen sus habitantes, se debe al volcán de fuego de Colima, el cual se alza a tres mil 800 metros de altitud, sus lagunas -La Maria y Carrizalillo-, sus ríos, sus portales, sus haciendas.

De lejos pareciera como si Comala fuera una fortaleza orográfica para ahuyentar a los muertos que hablan con los vivos (Pedro Páramo), y pareciera como si Comala también se quisiera proteger con su mágica ubicación de esta pandemia mundial, aquí el olor a cloro y alcohol será sustituido por el olor a comal de barro (de ahí su nombre), a café… y el tapabocas será, como siempre, las artesanales máscaras de madera.

LEG