No creemos que el Gobierno tenga una “memoria” corta. La economía mexicana concluyó el 2019 dentro de un pleno estancamiento económico, en donde un buen número de sectores de la economía se ubicaron en recesión y/o en contracción.

 Sectores en recesión representan casi el 40% del PIB:

a) Sector secundario: minería y construcción que pesan entre ambos el 18.4% del PIB.

b) Sector terciario: comercio mayorista, financiero y seguros, corporativos, de esparcimientos, salud y servicios educativos. Todos ellos, representan el 21.1% del PIB.

 Sectores en Contracción el 40.4% del PIB:

a) Sector secundario: manufactura que representa casi el 20% del PIB.

b) Sector terciario: transporte y almacenamiento, inmobiliario y otros que en conjunto representan el 20.4%.

Si sumamos el sector inmobiliario, hoy estancado y con claro dominio de “ofertas”, así como el principal afectado por el Covid-19, el sector turístico, en conjunto pesan casi un 11%, prácticamente la economía está en un punto “muy delicado”.

En total, observamos el 91% de los sectores en un momento “crítico”, con una clara afectación en sus actividades que aumentan el riesgo de pérdida de empleos y cierre de negocios. Solamente el comercio minorista se defiende y más ahora, con las venta de productos básicos.

Además, existe un claro problema de “confianza” y de “gobernanza” con un distanciamiento de la iniciativa privada hacia la inversión. Es claro que el Gobierno NO podrá llevar sólo el desarrollo del país. Tiene un “guardado” importante de $740,000 millones al extinguir todos los fideicomisos sin estructura, pero se acabará. El Fondo de Estabilidad de Ingresos Presupuestarios se reducirá drásticamente en este 2020, ya estimado por la propia SHCP.

El Gobierno tiene en sus manos, la solución. Actuar responsablemente ayudará sin dudas al endeudarse con un destino para preservar empleos y empresas. Del total de la deuda del Gobierno, el 80% está en pesos y el 20% en moneda extranjera. Además, los vencimientos en pesos son de casi ocho años y en moneda extranjera de 19.1 años. Hay condiciones para tomar deuda.

Pemex se está volviendo un elefante al que hay que inyectarle mucho dinero para mantener una operación en la que seguirá perdiendo dinero. En 2019 terminó con una pérdida de $346 mil millones y ahora, hay que sumarle la caída en las exportaciones por la menor actividad mundial y un precio de la mezcla mexicana que ronda entre 15 y 20 dólares por barril.

Es urgente que el Gobierno enfrente de una manera “responsable” este evento mundial. Es difícil creer que la gran mayoría de los países estén en un error en la toma de decisiones urgentes y de programas multimillonarios, para salvar el empleo y a las empresas vulnerables de todos tamaños.

La caída de la economía mexicana irá “cercando” al propio Gobierno, pero el tiempo vale “oro” y las decisiones tardías costarán empleos, cierre de empresas, menor recaudación, mucho dinero al país y una recesión de tiempo.

El Gobierno debe ayudar a todo tipo de empresas, quizás de diferentes formas, a las pequeñas y medianas empresas (MiPymes), a través de líneas accesibles de crédito y a las medianas y grandes, a través de ser “garante” para que puedan tener acceso a reestructuras y líneas con la banca nacional y/o internacional. El objetivo es claro, “preservar los empleos”.

Querer proteger a la familia es muy positivo, pero requiere de un esfuerzo “global” que ayude a que estas familias mantengan sus “empleos”. Más del 90% de los empleos los otorga la iniciativa privada y el resto el Gobierno, sencillo.

Además, se caerán las remesas, el intercambio comercial, el turismo y la inversión extranjera directa.

¿Qué es lo que está viendo el Gobierno?

 

                                                                                                                                                @1ahuerta