En medio de la crisis sanitaria y financiera que se vive en nuestro país por la propagación de la pandemia de Covid-19, se esperaba el anuncio de una estrategia de reactivación económica, sin embargo, fue un informe más, de esos que acostumbra dictar desde su palestra, lleno de ideología, pero lejano a la realidad.

 

Hace unos días, representantes del sector empresarial, buscaron al Presidente de la República para acordar un plan de recuperación económica escalonado, que tenía como fin otorgar créditos a las micro, pequeñas y medianas empresas a través de Nacional Financiera, así como la obtención de beneficios fiscales para la iniciativa privada y evitar el cierre de más de un millón 170 mil empresas. Aquel jueves 2 de abril parecía esperanzador.

 

Después de esta reunión, se publicó un decreto por el que se extinguían los fideicomisos públicos sin estructura orgánica o que no fueron creados por mandato de ley, para que aproximadamente 250 mil millones de pesos, se reorientaran al plan de recuperación económica, con motivo de la crisis sanitaria. Otro acto que, al parecer, también fortalecería las finanzas del país.

 

Desafortunadamente, las expectativas que se crearon, terminaron por desvanecerse al escuchar al titular del ejecutivo federal, dar su mensaje el domingo pasado. Un mensaje que además de decepcionante, fue totalmente ajeno a la crisis que se avecina e indiferente con los trabajadores y las familias mexicanas.

 

Durante casi una hora –tiempo que duró el informe-, se esperaba que saliera el estadista que dice ser; que propusiera una verdadera estrategia que apoye a cada uno de los sectores de la población mexicana, sin embargo, fue como escuchar un discurso más de campaña, esos que lleva pronunciando por más de veinte años, plagado de ideología libertaria pero carente de fondo, de propuestas sólidas, de soluciones. Dejando sin esperanzas de un México mejor.

 

Sin lugar a dudas, preocupa que no se enlisten acciones del Gobierno para apoyar a los sectores productivos. Inquieta que no existan medidas para preservar el empleo formal e informal de los más de 54 millones de mexicanos que se encuentran económicamente activos. Alarma que sin una reactivación de la economía, no exista solvencia de las finanzas del Estado para cubrir los programas sociales. Sin empresas no hay recaudación, no hay empleo y no existirá un crecimiento del país.

 

Hoy no hay claridad de cuáles son las gestiones que está realizando el Gobierno para atender y contrarrestar los efectos de la influenza, las neumonías atípicas –las cuales han incrementado considerablemente en las últimas semanas- o el Covid-19. No hay certeza de la infraestructura hospitalaria, si hay unidades médicas, respiradores, personal suficiente o si el sistema de salud que desmanteló se dará abasto para atender a quienes enfermen con este letal virus. Su discurso no se enfocó en resultados concretos, no definió una estrategia económica, no dio certeza de una infraestructura de salud con la que podamos transitar como mexicanos ante esta pandemia, tampoco dio certeza a los trabajadores ni a los empleadores.

 

El primer mandatario, debe entender que su responsabilidad ante esta crisis es generar las condiciones adecuadas para que la inversión nacional e internacional se solidifique en el país. Si se fortalece a los empleadores, se fortalecen todos. No se trata de dividir a los mexicanos, estos son momentos de unión, de inteligencia, de estrategia, de bien común. Términos que lamentablemente el domingo no se escucharon.

 

                                                                                                                                           @kenialopezr