Foto: Reuters Japón es uno de los países asiáticos más afectados por el coronavirus  

Japón es uno de los países asiáticos más afectados por el coronavirus. Con 3 mil 654 infectados, su capital, Tokio, ha solicitado el estado de emergencia al mandatario Shinzo Abe, como también lo han hecho las autoridades sanitarias.

 

Este martes se informará sobre en qué partes del archipiélago iniciará la fase de contención más dura para el país del sol naciente, debido a que el ministro a cargo de medidas contra el coronavirus, Nishimura Yasutoshi, declaró que la situación se está volviendo crítica.

 

No obstante, hay quienes, como María Elena Velasco, mexicana que hace más de 20 años adoptó el nombre de Helen Koyama, no conocen mucho de la enfermedad, pues al sur, en la región de Shikoku, donde vive, el patógeno no ha impactado sobremanera en la población.

 

“No hemos visto cosas que nos intranquilicen. En el supermercado en el que trabajado, hace dos semanas la gente se volvió loca para comprar insumos, papel de baño, como en el resto del mundo, pero no más.

 

En realidad, sabemos que donde tienen problemas es en Hokaido y Tokio, principalmente, debido a ello, los rumores crecen y tomamos nuestras precauciones”, indicó la mexicana.

 

Helen se naturalizó como japonesa luego de contraer matrimonio con un nipón, al que conoció en una expedición en el Popocatépetl. La relación fue epistolar después de su encuentro en la expedición, pues la telefonía era económicamente imposible antes. “Medio masticaban el inglés” y fueron estrechando su relación, al punto de casarse e ir a vivir juntos en la prefectura de Ehime. Una vez en oriente, la pareja concibió a Hizhao Alejandro y Kenjiro.

 

Helen manifiesta preocupación diaria por ellos, sus hijos, pues viven en Osaka, donde los contagios han sido mayores y se espera que sea una de las cinco prefecturas en iniciar con las medidas drásticas respecto al estado de emergencia.

 

No obstante, se mantiene positiva porque sabe que sus hijos toman las precauciones adecuadas. Aunque, a veces, teme por ellos cuando por noticias se entera de que una persona contagiada llegó a esa región.

 

Les pide que compren frutas y verduras en la medida de lo posible. Desafortunadamente, explica, las frutas allá son muy caras, hasta seis dólares por seis naranjas, dependiendo el tamaño. “Mantenerse sano es caro”, explica.

 

Por otra parte, para subsistir, imparte clases de español que, desde su hogar, realiza junto con una amiga que enseña inglés. Ello, no sin antes ir a completar su jornada en un supermercado local.

 

Ahí, diariamente, desde la contingencia por coronavirus, le toman la temperatura antes de entrar al lugar de abastecimiento. También tiene que llenar un formulario para saber si presenta síntomas.

 

Tiene que rellenar espacios entre un tedioso cuestionario rutinario que debe de cumplir. Al igual que el resto en Ehime, está temerosa de cualquier sintomatología, pues allá la primavera, y su polen, es más pronunciado, precisa.

 

Las alergias son un factor que mantiene a su pequeña localidad en alerta, aun así, indica que le fascinan los días de campo con su familia y amigos, ahora prohibidos para prevenir posibles contagios.

 

“De regreso de la iglesia, vi que estaban preciosas las flores de cerezo y quise estar ahí. Lástima, no puedo quedarme aquí mucho tiempo, ahora prohibido hacer día de campo”, explica.

 

Helen precisa que espués de la cancelación de los juegos olímpicos, pese a que no afectó mucho a su comunidad, se ha enterado de conocidos en otras prefecturas que se vieron golpeados por la decisión.

 

“Hay quienes estaban ya contratados y habían producido los banderines, recuerditos y demás símbolos”, explicó sobre el impacto que tuvo la cancelación en los pequeños comerciantes de souvenires.

 

Y en otra escala, sabe de personas que perdieron mucho dinero, pues invirtieron en sus hogares para convertirlos en posadas durante el máximo evento deportivo, que fue aplazado para el siguiente año.

 

 

 

 

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