En medio de la crisis por el coronavirus, cada país ha tomado distintas medidas para hacerle frente a la pandemia. Cada una de las medidas obedeció a su propia coyuntura, al estilo de liderazgo y a los recursos con los que disponen. Al momento de escribir este texto, y de acuerdo con el conteo que realiza la Universidad Johns Hopkins, hay un total de 741,030 casos confirmados en 177 países.

Estados Unidos es el país con el mayor número de casos confirmados, con 143 mil. En un inicio, el presidente Donald Trump minimizó la pandemia, para luego anunciar la restricción de viajes y el cierre de fronteras para viajes no esenciales, sin embargo, por la cantidad de casos confirmados al momento, parece que la medida fue tardía. No fue el mismo caso de China que implementaron medidas más estrictas que incluyeron una cuarentena, el cierre de la ciudad de Wuhan y prohibir el desplazamiento.

Esto, aunado al rígido sistema político, así como la tecnología con la que cuenta el país.

Otro caso exitoso ha sido el de Corea del Sur, que implementó medidas de aislamiento, además de una agresiva estrategia de aplicación de pruebas. Esto le permitió dar seguimiento a las personas contagiadas con el virus y a sus contactos, lo que permitió aislar a la población para evitar la dispersión de la infección. Por su parte, Singapur utilizó detectives médicos para conocer los contactos de las personas infectadas y así aislar a los individuos, para cortar la cadena de contagio y prevenir la diseminación del virus.

Brasil es el país de Latinoamérica con el mayor número de casos (4,316). El presidente Jair Bolsonaro ha criticado las acciones que implementaron algunos Estados, como el cierre de escuelas y comercios, y ha comparado al virus con una simple gripe, y que en caso de que él resultara infectado no sentiría nada por su condición de atleta. Caso contrario en El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele decretó una cuarentena nacional de 21 días, la prohibición de la entrada de extranjeros y una retención a quién no acate la cuarentena; hasta el momento, el país centroamericano sólo tiene 30 casos confirmados.

En México, el presidente López Obrador se hizo a un lado y dejó al frente a los especialistas. Esto fue importante, ya que permitió que los científicos sean quienes lideren el esfuerzo y den las indicaciones a la población, pero parece que hay mensajes contradictorios. El subsecretario de salud, Hugo López Gatell, hizo un llamado enérgico a que la gente se quedara en casa, mientras el presidente estaba de gira. Al ser una figura con un gran reconocimiento y al ser el ejemplo de muchos, lo ideal es que él también lo hiciera.

Actualmente estamos en la Fase 2, que incluye la jornada de la sana distancia, la suspensión de actividades no esenciales, el cierre de lugares públicos, como museos, cines y deportivos, para controlar los contagios y doblar la curva de transmisión. Esto es fundamental, porque evitaría la saturación de hospitales y permitiría una mejor atención a la población. De acuerdo con el Banco Mundial, México tiene 1.5 camas de hospital por cada 1000 habitantes, si lo comparamos con otros países, como Alemania (8.3), Francia (6.5), e incluso España (3.0) con todos sus problemas, estamos en una posición de desventaja, por ello la importancia de mantenerse en casa por un tiempo.

Hay una discusión muy interesante sobre la verdadera dimensión del problema en México. Esto se dio a partir de una comparativa del número de casos entre los estados fronterizos de México y Estados Unidos. Al respecto, Tomás Pueyo (https://bit.ly/2QY8fhg) diseñó un modelo que calcula los casos a partir del número de fallecidos. A un individuo le toma 17.3 días contagiarse y morir y la tasa de duplicación de los casos es de 6.18. Si se establece una tasa de mortalidad del 1%, el día de hoy habrá 13,944 personas infectadas en el país. El mismo Tomás Pueyo ha sido crítico con la situación de México por el nivel reducido de pruebas y por lo tardío de la implementación de medidas.

Por último, hay consenso en que los epidemiólogos del país están más que capacitados, además de contar con la experiencia de haberse enfrentado la epidemia del virus de la influenza. Sin embargo, en la conferencia que se realiza por la tarde con expertos de salud se presentó una gráfica con una curva achatada que parecía que los casos comenzaban a disminuir, luego se informó que la gráfica era del inicio de la sintomatología en vez de los casos acumulados. Es positivo que se aclare la información, pero hay que ser más responsables en el manejo de la misma, porque las gráficas pueden comunicar una información distinta a la que se quiere.

* Arturo Ávila Anaya, presidente IBN/B Analitycs y experto en Seguridad Nacional por Harvard (NIS).
@ArturoAvila_mx