¿Quién coordina las reuniones del Consejo de Salubridad?

Se supone que de acuerdo a la ley la responsabilidad debe ser del secretario de Salud Jorge Alcocer, pero en la conferencia de ayer, en la que se anunció el estado de emergencia sanitaria por causas de fuerza mayor, quedó claro el irrelevante papel del funcionario.

Se esperaría que el presidente Andrés Manuel López Obrador fuera el capitán de ese grupo de alto nivel, pero tampoco participa en las reuniones.

Y aunque la voz cantante la lleva el subsecretario Hugo López-Gatell, las decisiones finales no las toma él.

Quien ha estado presente las reuniones de este grupo, que es el encargado de diseñar las estrategias de contención del coronavirus, ha sido el canciller Marcelo Ebrard.

El funcionario estuvo ayer en la conferencia de prensa en la que se hizo oficial la declaratoria de emergencia sanitaria y junto con López-Gatell condujeron el evento.

No se sabe si ese era el guion, pero Alcocer comenzó la conferencia, en la que no pudo ni siquiera mostrar una gráfica, hasta que entró al quite su subsecretario y después Ebrard, como encargado de leer la declaratoria oficial.

Aunque también estuvo Olga Sánchez Cordero, a quien como secretaria de Gobernación y encargada de la seguridad interior debía corresponder leer la declaratoria, lo hizo Ebrard.

Ni la secretaria de Gobernación ni el secretario de Salud participaron en la conferencia que, dada su importancia, debió haber sido un foro casi natural para ellos.

Ebrard ha sido, hasta el momento, la mente más clara en esta etapa de la pandemia.

Ayer puso fin a la posibilidad de que el Gobierno, ante la negativa de miles de mexicanos que se niegan a resguardarse en sus casas, declarara el estado de excepción o de sitio.

“El gobierno no comulga con esa idea’’, dijo.

No lo habían dicho con esa contundencia ni Alcocer ni López-Gatell ni mucho menos Sánchez Cordero.

Todo queda pues en manos del pueblo bueno y sabio para evitar que la pandemia se salga de control.

Esa sí es una apuesta cara, muy cara.

****

Tres gobernadores han dado positivo a la prueba de coronavirus, el de Hidalgo, Omar Fayad, el de Tabasco, Adán Augusto López, y de Querétaro, Francisco Domínguez.

Además de dos diputados federales del Movimiento Ciudadano.

Lo de los gobernadores llama la atención a pesar de que ninguno ha identificado públicamente la posible fuente de contagio.

No vaya a pensar que se trata de un virus fifí, simplemente que la posibilidad de contagio en un funcionario de ese nivel es altísima por la cantidad de gente con la que deben interactuar.

¿Alguien habrá entendido el mensaje?

****

Siempre se puede estar peor.

Si no me cree, échele un vistazo a los números dados a conocer ayer: el precio de la mezcla mexicana de petróleo cayó a los 10.37 dólares por barril y los ingresos presupuestarios del sector público cayeron 6.3%.

Con sobrada razón todos estamos preocupados por el tema del coronavirus, pero la cruda económica después de la pandemia será de tal tamaño que no nos la podremos curar ni con mole de guajolote, como recomienda Miguel Barbosa.

Ya el Gobierno está dando algunas luces en el combate al coronavirus, pero no debe soslayar el impacto de pronóstico reservado que tendrá la emergencia en las finanzas del país.

Y ahí no vemos que esté haciendo algo.