Foto: Reuters La situación tiene una primera complicación cuando se considera que 64.7% de los sudafricanos vive en zonas rurales  

Sudáfrica vive un confinamiento de contención del Covid-19 prácticamente indispensable, luego de que en solo tres semanas ha pasado de un caso confirmado a alrededor de mil, uno de las más rápidas propagaciones en el mundo.

 

Apenas el pasado jueves 5 el país reportó su primera persona confirmada con la nueva cepa de coronavirus. Una semana después ya eran 17 en cinco de sus nueve provincias y dos semanas después los casos sumaban ya 928. El presidente Cyril Ramaphosa aprovechó su participación en la conferencia virtual del Grupo de los 20 (G20) para hacer el anuncio del número de infectados, pero con la advertencia de que existe el temor de que la cifra puede ser más alta.

 

Las autoridades sanitarias estiman que el 60% de su población, unos 34 millones de sus cerca de 57 millones de habitantes, podrían adquirir la infección, lo que significaría el más importante reto para el sistema sanitario.

 

En el país de la punta sur de África la atención sanitaria se encuentra garantizada constitucionalmente, y es prestada tanto en instituciones públicas como privadas.

 

Las instituciones públicas son las que cargan con el mayor peso de la atención, ya que sirven al 84% de la población, mientras el 16% asiste a médicos, hospitales y clínicas privadas.

 

La situación tiene una primera complicación cuando se considera que 64.7% de los sudafricanos vive en zonas rurales.

 

Yendo más a detalle, cada año, de las escuelas de medicina sudafricanas egresan alrededor de mil 300 médicos, lo que para la Organización Mundial de la Salud (OMS) constituye una cifra insuficiente para el tamaño de la población.

 

De hecho, un reporte del sitio especializado Bloomberg indica que existe 0.9 médicos por cada mil pacientes, una tasa más baja que la registrada por Brasil, Rusia, China y México, casualmente todos socios en el Grupo de los 20.

 

Empero, otro estudio de la Escuela de Graduados en Negocios de la Universidad de Ciudad del Cabo, ubica esa tasa aún más abajo, en 0.77 médicos por cada mil pacientes.

 

La tercera complicación que se enfrenta es la migración de profesionales de la salud, la cual se da lo mismo entre el sector de la enfermeras que de médicos, aunque la OMS advierte que hacen falta estudios para precisar esta migración.

 

Sin embargo, la propia organización advierte que esa migración es un hecho, ya que los médicos sudafricanos tienen una buena preparación tanto teórica como clínica.

 

Eso, sin contar la migración que se da del sector público al privado, donde las condiciones de trabajo son mejores al igual que los salarios.

 

Con esa estructura Sudáfrica comenzó a enfrentar la pandemia, que ha dejado un mayor número de casos que en cualquier otro país del continente.

 

Quizá por ello se entienda que la gente en las calles diga que tiene miedo y en preparación al toque de queda que empezó este viernes 27, haya ido a los centros de culto para rezar y pedir que se vaya el COVID-19.

 

La ruta clásica de transmisión que inicia con contagios provenientes del extranjero para luego darse ya a nivel local, en Sudáfrica parece haberse acelerado al máximo.

 

Tenemos que alertar a todos los sudafricanos que el riesgo de transmisión interna se ha establecido. Una vez que la infección comienza a propagarse en taxis y autobuses, se crea una nueva dinámica, alertó el ministro de Salud, Zwei Mkhize.

 

La alerta clásica donde la población mayor a los 60 años de edad es la que se pone en mayor riesgo, en Sudáfrica es baja, pues solo el nueve por ciento de sus habitantes está en ese rango.

 

Pero en contraste, otras condiciones de salud se erigen como de mucho mayor riesgo, específicamente por la alta prevalencia del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y la tuberculosis, lo que significa que todos los rangos de edad son de riesgo.

 

Los sudafricanos seropositivos alcanzan los siete millones, y dos millones no reciben ninguna clase de tratamiento, señaló Susan Goldstein, subdiretora del Centro Wits para Economía de la Salud y Decisión de la Ciencia. Es una situación muy preocupante, dijo a la cadena Aljazeera.

 

La experta en salud pública señala que se ignora cómo podría desarrollarse la pandemia en las zonas más pobres donde los lugares de cuarentena son inexistentes, pero expresa confianza en que clínicas y hospitales del sector privado puedan abrir sus puertas.

 

Solo así tendríamos suficientes camas, y eso es precisamente lo que el seguro nacional de salud está tratando de lograr, añade.

 

Sudáfrica, a la fecha en la presidencia de la Unión Africana (UA), llamó a la unidad en este momento y precisó que las cifras de contagio en el resto de países del continente no se comparan.

 

Previo al inicio del paro de actividades, los sudafricanos tuvieron una jornada nacional de oración en busca de disipar sus peores temores.

 

 

AR