AQUISGRÁN, Alemania. La catedral alemana de Aquisgrán ha sacado de sus depósitos las reliquias de la poco conocida Santa Corona, patrona de las epidemias resistentes, y está puliendo su elaborado relicario para exhibirlo una vez que el brote de coronavirus haya pasado.

El Covid-19, enfermedad que ha infectado a casi medio millón de personas en todo el mundo, incluidas más de 30 mil en Alemania, ha aumentado el interés público en la mártir cristiana, que se cree murió a manos de los romanos hace unos mil 800 años.

Antes del brote de la enfermedad, la catedral tenía planeado exhibir el relicario de Santa Corona este verano boreal, como parte de una exposición sobre artesanía de oro.

No está claro cuándo se podrá ver el relicario debido a las fuertes restricciones impuestas a las reuniones para contener la propagación del virus.

Pero expertos están limpiando minuciosamente el relicario de oro, bronce y marfil, que ha estado guardado durante los últimos 25 años, para cuando pueda exhibirse.

“Hemos sacado el relicario un poco antes de lo planeado y ahora esperamos más interés debido al virus”, dijo la portavoz de la catedral de Aquisgrán, Daniela Loevenich.

Se cree que Corona tenía unos 16 años cuando los romanos la mataron, probablemente en Siria, por profesar la fe cristiana.

La niña sufrió una muerte particularmente cruel, según la leyenda: la ataron a dos palmeras dobladas y su cuerpo quedó destrozado cuando se soltaron los troncos.

Las reliquias de Corona, llevadas a Aquisgrán por el rey Otto III en 997, se guardaron en una tumba debajo de una losa en la catedral, que todavía se puede ver, hasta 1911 o 1912, cuando se colocaron en el relicario, que mide 93 centímetros de alto y pesa 98 kilogramos.

 

LEG