Una adolescente acude a un hospital público del cordón urbano que rodea Buenos Aires para interrumpir su embarazo por una violación, otra llega con una hemorragia tras tomar una pastilla que prometía terminar con un embarazo no deseado y una tercera tiene un parto difícil por los golpes que le propinó su pareja.

Ellas y otras jóvenes de entre 14 y 24 años son las protagonistas del documental Niña mamá, de la directora argentina Andrea Testa, que aborda el drama de niñas de entornos socialmente vulnerables que se ven forzadas a tener hijos en un país donde el aborto es ilegal, salvo en casos de violación y cuando existe peligro para la vida o la salud de la mujer.

El documental se estrenó el jueves por la noche en Argentina, la misma semana en que el presidente Alberto Fernández anunció que enviará un proyecto de ley al Congreso sobre la “interrupción voluntaria del embarazo”, una medida que generó esperanza entre muchas mujeres que arriesgan su vida en procedimientos clandestinos y en incansables grupos feministas que reclaman desde hace años el aborto legal, seguro y gratuito.

“Es una película dolorosa, de emergencia social. Muchas chicas llegan por muchas violencias, no solo por un embarazo que no fue planeado y del cual tienen que hacerse cargo. Hay violencias de sus parejas, de la sociedad, en el hospital. Entonces esta es una película de mujeres que sobreviven”, dijo Testa, de 32 años, en una entrevista con Reuters.

“Me parece bárbaro que (Fernández) se haga cargo en su rol de presidente de esta demanda. Espero que salga la mejor ley posible”, agregó la directora, que quiso estrenar su filme en blanco y negro en el marco del Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo.

Según la campaña #NiñasNoMadres, una organización fundada entre otros por Amnistía Internacional para denunciar las consecuencias de la violencia sexual y las maternidades forzadas en la vida de las niñas de Latinoamérica, cada tres horas una menor de entre 10 y 14 años tiene un parto en Argentina.

La campaña, que cobró notoriedad luego de que una niña de 11 años fue forzada a dar a luz en el país, dice que América Latina y el Caribe es la única región del mundo en la cual los partos en niñas aumentan por violencia sexual, falta de acceso a servicios integrales de salud y violación de sus derechos.

En la tierra natal del Papa Francisco, la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito ha sido una lucha de feministas y campañas como #NiUnaMenos y #MareaVerde, que han inspirado a otros movimientos de mujeres en América Latina y que están organizando manifestaciones el 8 de marzo para volver a reclamar la ley, además del fin del feminicidio, entre otras demandas.

Pero la Iglesia Católica, que se opone firmemente al aborto, convocó para el mismo día a una misa en la basílica de Luján bajo el lema “Sí a las mujeres. Sí a la vida”.

“Lo que hacen las iglesias de ocupar el 8 de marzo es terrible. No hablo de las personas que están en contra y tienen fe sino del uso político de todo eso (…) Salimos a pelear por el aborto legal pero también por muchas otras reivindicaciones, de las que no veo que las dirigencias políticas de las iglesias estén ocupadas y preocupadas”, dijo Testa.

El aborto es ilegal en casi todo Latinoamérica, una de las zonas del mundo más peligrosas para ser mujer. De los 21 países en la región predominantemente católica, solo Cuba, Uruguay, Guyana y Puerto Rico legalizaron la práctica sin condiciones.

LEG