Al hacer un breve recuento de las acciones que ha llevado a cabo este gobierno, después de 15 meses de haber iniciado el mandato del presidente López Obrador, se han logrado avances importantes. En la estrategia de comunicación se logró reducir el gasto de comunicación, en el combate al huachicol se han reducido las pérdidas, en cuanto a la austeridad en la administración se ha combatido el derroche dentro del gobierno, y en la promoción de políticas públicas, se ha tratado de beneficiar siempre a la población más necesitada.

 

En otros temas se ha quedado corto o se va avanzado, aunque de manera lenta. El principal pendiente es la reducción de la violencia y la inseguridad. Hasta el momento se ha logrado reducir la velocidad en el incremento de algunos delitos, pero aún se deben entregar mejores resultados. Para logarlo, esta administración ha impulsado la Guardia Nacional (GN) y ha hecho el compromiso de mejorar los resultados al 1º de diciembre de este año. A todos nos gustaría que el problema de se solucionara en un año, pero hay que estar conscientes de que será muy complicado que se logre reducir de manera importante la incidencia en tan poco tiempo.

 

Sin embargo, hay dos temas principales que mueven a este gobierno. El primero es el combate a la desigualdad, esto es, fomentar el piso parejo para todos y hacer una sociedad más justa. Aquí también vemos avances, con el incremento de manera gradual a los salarios de los trabajadores y con las transferencias sociales a los adultos mayores. Si se quiere ser una sociedad más justa, es necesario reducir la brecha de desigualdad.

 

El segundo tema es el combate a la corrupción. Esta administración ha logrado resultados importantes principalmente con la investigación y procesamiento de figuras del sexenio anterior, que, de haber ganado cualquier otro candidato, seguramente no se habrían siquiera investigado. Aunque el esfuerzo no debe quedar sólo en las figuras de las administraciones anteriores, se deben enfocar todos los esfuerzos en evitar cualquier acto de este tipo en la actual administración.

 

En el tiempo que lleva el gobierno se han hecho varios señalamientos de posibles actos de corrupción a distintas figuras, como Manuel Bartlett, por el ocultamiento de bienes inmuebles; al exdelegado de Jalisco, Carlos Lomelí, por posible conflicto de interés y de manera reciente a la comisaria de la Guardia Nacional, Patricia Trujillo, por la compra de un software de monitoreo de redes a sobreprecio.

 

No se trata de hacer una condenar inmediata o de pedir su renuncia, sin antes conocer a detalle sus las explicaciones, pero no se debe permitir que las acusaciones pasen de largo sin ser investigadas.
El combate a la corrupción es importante, ya que existe una relación positiva entre la corrupción y el aumento de la pobreza y la violencia. Por esto ha luchado el presidente López Obrador por más de 18 años, de ahí la importancia de que la 4T sea incorruptible y de que se combata la impunidad, esto es, que sepa que los corruptos van a pagar sin importar quienes sean.

 

A propósito de un texto anterior en el que señalaba la importancia del combate a la corrupción (https://bit.ly/332R1nS), tuve la oportunidad de platicar con un gran amigo, un General quién me recomendó un texto de Francisco L. Urquizo, titulado Carranza. Ahí, el autor recopila los discursos del revolucionario, y en uno señala que “la revolución que transa, se suicida”. Las grandes transformaciones requieren no sólo de tiempo, sino de la astucia para que no se corrompan. Por ello es importante que la 4T tenga el más mínimo sesgo de corrupción, porque como señala el mismo texto, “una revolución que transa es una revolución perdida”.

 

 

Arturo Ávila Anaya, presidente IBN/B Analitycs y experto en Seguridad Nacional por Harvard (NIS).
@ArturoAvila_mx