Los movimientos transfronterizos del jaguar, de Estados Unidos hasta Argentina, quedaron sellados con la máxima protección. Se prohíbe su captura y se le garantiza su libre migración sin ningún obstáculo. Es decir, corredores biológicos cada vez más seguros.

El anuncio lo hizo la semana pasada el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la cual precisó que la Convención sobre las Especies Migratorias (CMS, por sus siglas en inglés, y que integra a 130 países), le otorgó una mayor protección.

Este paso es muy importante a nivel global, pues el problema del jaguar tiene que ver con el tráfico ilegal de especies, principalmente, hacia China, según han documentado grupos de conservacionistas. Y al respecto, afloran dos cuestiones: ahora en China, hay alrededor de 300 millones de chinos con alto poder adquisitivo que paga por especies en peligro de extinción.

Por ejemplo, hay gente que come pangolines (animales de Asia y África que tienen aspecto del oso hormiguero y cuerpo cubierto de grandes escamas). Una sopa de pangolines cuesta 100 dólares en China y no sólo su carne tiene categoría de delicatessen, sino que se le atribuyen propiedades medicinales a las escamas.

El mismo caso ocurre con la pesca ilegal del pez Totoaba (del que se extrae la vejiga o buche) y del tiburón (se aprovecha la aleta), cuyas mafias la venden, principalmente a los chinos.

Además, a nivel global la población de tigres, leones y leopardos es muy escasa; entonces, la población más grande de felinos que tiene el mundo es de jaguares. Eso hace atractivo que los chinos paguen por la caza de jaguares, ya sea en Colombia o Bolivia.

Entonces el problema es que están alentados por el tráfico ilegal de especies que hay en China y que tiene que ver con el uso para medicina tradicional básicamente. Que se le atribuyen al jaguar; por ejemplo, los colmillos son preciados, pero regularmente lo que se vende más son los huesos molidos de este felino. Se muelen los huesos, venden eso como un afrodisíaco, que te cura. Ese es el diálogo de la mafia del tráfico ilegal de especies que es tan productivo como el tráfico de drogas. Recientemente en Bolivia se decomisaron 800 colmillos, que serían enviados a China”, me comenta Gerardo Ceballos, presidente de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar (ANCJ).

Sin duda, tendría que haber un acuerdo internacional para frenar el tráfico ilegal de especies. Y ahora con la reciente declaratoria de la CMS, China dio un giro importante para frenar este tipo de prácticas.

Ahora se le dio estatus al jaguar en la cuestión migratoria. En esta Convención de Especies Migratorias es muy importante porque, en primer lugar apoya la idea de que haya corredores biológicos para el jaguar de México hasta Argentina, y esto revalida las propuestas de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar mexicana sobre su protección migratoria.

Otra cuestión a destacar es que se le dará un apoyo a la conservación del jaguar de manera internacional, y con ello se refuerza el combate a las mafias que trafican con las especies en peligro de extinción. En las naciones habrá un mayor control para desterrar estas prácticas que atentan contra la biodiversidad.

En México se están desarrollando estrategias para ver cuál es su magnitud de la nueva protección, pues recordemos que aún el felino está en serio peligro en el Golfo de México y Sierra de Tamaulipas.

Y Ceballos destaca que gracias a los trabajos de conservación del jaguar en México se logró un brincó muy importante al pasar de 4 mil ejemplares, en 2010, a 4 mil 800, en 2018. Y el próximo censo del jaguar, que coordina este investigador, se realizará en 2024.

                                                                                                                          @Habitat_ARamos