Por unanimidad, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó la convocatoria para la elección de los cuatro consejeros del INE, que deberán tomar posesión del cargo el 3 de abril próximo.

La votación unánime sin duda es un logro.

Morena, que es la fracción mayoritaria, aceptó las propuestas de los partidos de oposición para la integración del Comité Técnico de Evaluación, que será el encargado de proponer las cuatro quintetas de las que saldrán los próximos consejeros electorales.

Básicamente, se logró establecer que quienes formen dicho Comité no deberán haber sido postulados o ejerzan un cargo de elección popular o hayan desempeñado cargos de dirección en un partido político en los últimos cuatro años.

El Comité se integrará a partir de las propuestas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (2), del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (2) y de la Junta de Coordinación Política de propia Cámara (3).

El fundado temor de la oposición era que desde el Comité se mandará una señal a favor de los pro amlistas y que desde el primer filtro los dados estuvieran cargados.

Parece que no es así, pero no hay que desestimar la advertencia de Gerardo Fernández Noroña, quien dijo en la sesión que los diputados de Morena no son tan inocentes para no impulsar como consejeros a personajes afines a la 4T.

De eso todos estamos seguros.

De hecho, pese a la unanimidad de la votación a favor de la convocatoria, en la misma sesión se puso a consideración la controversia constitucional en contra del acuerdo del INE para fijar su propio tabulador de salarios.

La acción del INE fue considerada “un reto a la Cámara de Diputados’’ por Mario Delgado.

El INE asegura que los diputados pueden resolver reducir el presupuesto anual del Instituto pero no tienen facultades para ordenar a un organismo autónomo cómo gastarlo.

Morena y sus rémoras aprobaron que se presentara la controversia; la oposición, que sigue viendo la intención del partido presidencial de hacerse del control del INE, votó en contra.

Ya se verá el 31 de marzo, cuando se vote a los nuevos consejeros electorales, quién tenía la razón.

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Las benditas redes sociales se volcaron ayer en contra de la forma en la que el presidente Andrés Manuel López Obrador “convenció’’ a los empresarios más importantes del país a fondear la famosa rifa-no rifa del avión presidencial.

El pase de charola le redituó al Gobierno, mil 500 millones de pesos -al menos de saliva- prometidos por los empresarios, es decir, el 50% del valor que según el Gobierno tiene el Boeing 787 José María Morelos.

Faltaría colocar entre otros grupos de pudientes el resto de los boletos para la rifa-no rifa de la aeronave.

Así qué si le llega una invitación para una cena en Palacio Nacional, por si las dudas lleve la chequera.

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Ayer se anunció que el Gobierno de Estados Unidos confirmó un caso de coronavirus en Texas.

El aviso se puede leer de muchas maneras, pero la más sensata es reconocer que el virus se encuentra en las puertas del país.

Cierto que puede llegar por cualquier otra vía, pero no debemos desestimar que si Estados Unidos, siendo la potencia mundial que es, tiene varios casos confirmados a pesar de sus imponentes filtros sanitarios, ¿qué puede esperar México?

Lo bueno que según el Gobierno del cambio, ya estamos preparados para la emergencia.

¿Será?