La lucha por mejorar la calidad del aire en el Valle de México continúa y el apretón nuevamente es hacia los automóviles. Las motocicletas, el transporte pesado y la mala calidad de los combustibles, seguirán casi sin ser tocados. El rezago en la política ambiental es evidente.

Ahora las autoridades de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) anunciaron nuevas medidas al programa Hoy No Circula. El ajuste apunta a que, en un día de emergencia ambiental (como las que se vivieron en los meses de mayo de 2016 y 2019), dejarán de circular los vehículos con hologramas Doble Cero y Cero (aproximadamente 320 mil automóviles nuevos y seminuevos se sumarían a la restricción diaria mientras dure la emergencia. La CAMe tiene registrados a 2.1 millones de este tipo de vehículos).

Este cambio nos recuerda los principios del Hoy No Circula (el cual el pasado 20 de noviembre cumplió 30 años de operación), cuando retiraba diariamente de circulación al 20% del parque vehicular del Valle de México.

La implementación de las nuevas disposiciones le devuelven una efectividad a este programa y se estima que ahora será en días de emergencia de 26%, pues actualmente en contingencias atmosféricas sólo el 6% del parque vehicular sale de circulación (cerca de 126 mil unidades), y sólo le corresponde a las unidades con hologramas 1 y 2.

Sin duda, las lecciones que han dejado las emergencias ambientales por altos niveles de ozono y de partículas PM2.5 (las más dañinas a la salud), de 2016 y 2019, provocaron este cambio. Y los expertos prevén que la próxima época de estiaje será fuerte, similar a la del año pasado cuando se multiplicaron en casi todo el país los incendios forestales, contaminando severamente las atmósferas metropolitanas.

Aún no sabemos con precisión cuál fue el impacto a la salud de la población, al menos durante los cuatro días que duró en mayo pasado la contingencia extraordinaria (o la emergencia ambiental) por PM2.5. Este tipo de contaminante es catalogado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como cancerígenas y van directo a los sistemas pulmonar y cardiovascular por lo diminuto de su tamaño.

Especialistas han advertido que en el Valle de México al año mueren en promedio 20 mil personas por padecimientos asociados a las PM2.5 y a la mala calidad del aire.

Pero qué ha pasado con la política ambiental que sólo apunta a la circulación de los automóviles, y deja a un lado la mala calidad de los combustibles (que en promedio diario se queman en la metrópoli 26 millones de litros de gasolina).

Al transporte pesado, viejo y en malas condiciones mecánicas quema un diesel con altas concentraciones de azufre, y sólo se restringe con horarios de lunes a viernes de 6:00 a 10:00 y de 18:00 a 22:00 horas. Evidentemente en horas llamadas pico, pero son unidades altamente contaminantes que no sólo afectan la calidad, provocan congestionamientos viales, accidentes y dañan la infraestructura de rodamiento. Y las motocicletas siguen abonando a la anarquía urbana, sin ser tocadas por las medidas ambientales, y pocas veces por las de tránsito.

Y las vialidades como estacionamiento, pues más de 75% de la superficie de rodamiento es utilizada como aparcadero, agravan más la situación.

Los ajustes al No Circula no son la opción para abatir la mala calidad del aire que reina en casi todos los días del año.

Por más de 35 años, el Valle de México continúa envuelto por una mala calidad del aire, que según la OMS está por encima de los estándares mundiales. Pero nuestra política es de ajustitos.

                                                                                                        @Habitat_ARamos