Es un matrimonio que duró casi 50 años y que hoy ya terminó. La fase en la que están ahora es esa tan complicada de ver cómo será su relación futura, porque simplemente no pueden ignorar que el otro existe.

Hoy el Reino Unido ya no forma parte de la Unión Europea, pero sigue gozando de los privilegios que tenía en su sociedad con los otros 27, tanto como los comunitarios siguen disfrutando de ese tan codiciado libre tránsito laboral por el reino.

Pero eso va a terminarse este año. Tienen de hecho 11 meses para establecer nuevas reglas en todo. Comercio, finanzas, migración, en fin.

El sueño de Boris Johnson es que podrá mantener muchos de los privilegios que tiene su país frente a la Unión Europea, pero quitándose de encima aspectos que los promotores del Brexit vieron como cargas, como la libertad laboral comunitaria.

Pero Johnson tiene otros sueños para el reino británico. Los promotores del divorcio europeo quieren tener rápido una nueva pareja. Y, de hecho, ya se fijó en uno que, además, se parece mucho.

Se parecen, se llevan bien, pero eso no significa que el primer ministro británico y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podrían concretar en un corto plazo una unión libre, de libre comercio, claro.

Donald Trump sabe de la urgencia que tienen los británicos de una nueva relación y le va a sacar provecho a eso. Reuniones más frecuentes, muchas fotos, buenos momentos en la relación Trump-Johnson. Incluso harán planes para tener el mejor acuerdo comercial de la historia.

Donald Trump no se sentirá infiel de haber dicho lo mismo del acuerdo que recién firmó con México y Canadá. Pero hoy sus piropos serán para aquellos europeos insulares.

Sin embargo, podrán compartir el mismo peluquero, pero no necesariamente están alineados los mismos intereses comerciales y financieros como para que en un tiempo récord se pueda firmar un acuerdo comercial bilateral.

Además, quiera o no, Donald Trump acaba de firmar un acta matrimonial comercial con sus vecinos del norte y del sur. Por lo tanto, la lógica es que un pacto con el Reino Unido debería involucrar a la región norteamericana completa.

En fin, que la parte más complicada del Brexit empieza ahora que británicos y comunitarios ya viven en casas diferentes. El acuerdo de divorcio que tienen ahora que negociar en tan solo once meses puede ser muy complicado.

Y Estados Unidos tampoco será el amante que espera con los brazos abiertos. Trump querrá sacar toda clase de ventajas frente a un país desprotegido y de paso inexperto en materia de negociaciones con otros países.

Trump, racista como es, seguro tendrá consideraciones especiales hacia los británicos. Pero que no quede duda que Trump solo ama a Donald Trump, y resulta que hoy está en campaña y busca halagar a su clientela política.

Y no hay duda que algo que hoy les falta a los británicos es experiencia negociadora. Ese medio siglo de vivir bajo el techo de la Unión Europea los hizo depender de la habilidad de todo un bloque para relacionarse con otras naciones.

                                                                                                                    @campossuarez